Francia

No hay nada que negociar

La Razón
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La información que hoy publica LA RAZÓN sobre los últimos movimientos tacticistas de los etarras demuestra, como no nos cansaremos de repetirlo, que sólo la firmeza en el cumplimiento de la Ley terminará por derrotar completamente el terrorismo. Según las fuentes, de absoluta solvencia, que maneja nuestro periódico, la cúpula de la banda trata de abrir un canal de negociación con el Gobierno a través de las autoridades francesas, una vez que los terroristas han comprendido que nada pueden esperar de la «internacionalización» del conflicto que propugnaba la llamada «vía Noruega». Ese escaparate, en el que participaban «profesionales de la mediación» como el surafricano Brian Currin, no tenía más pretensión que la escenificación de unas negociaciones «entre iguales», que hubieran sido del todo ignominiosas para el Estado español. Tras la evidencia del fracaso, la banda busca una nueva salida que le permita disfrazar políticamente su derrota. El hecho de que busquen el acercamiento a través de Francia, cuyo Gobierno socialista conoce perfectamente quiénes son los etarras y no va a dejarse deslumbrar por los gurús del peor progresismo europeo, ya es de por sí una buena noticia. Cuando menos, significa la admisión por parte de ETA de que ya nadie en la Unión Europea se cree sus manidas tácticas de camuflaje ideológico. También es una buena noticia que los terroristas ofrezcan retirar sus insultantes pretensiones iniciales –amnistía y expulsión del País Vasco de los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado– una vez que han comprobado que la farsa del «ni vencedores ni vencidos» ni siquiera llegaba a calar entre sus partidarios. También es muy significativo que, mientras la banda está de rebajas, sus correligionarios de Bildu expresen veladas amenazas de una vuelta al terrorismo si el Gobierno no hace concesiones. Es una estrategia inútil que, a la postre, no refleja más que la catadura moral de quienes nos amenazan. Llegados a este punto, estamos convencidos de que el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, no va a cambiar un ápice en su línea de defensa inequívoca de la legalidad y del estado de Derecho. La banda debe llegar a la conclusión de que no hay otras vías que las previstas por la Ley: disolución, entrega de las armas, colaboración con la Justicia en el esclarecimiento de los crímenes aún no resueltos –más de trescientos– y reparación en lo posible del daño causado. A partir de ahí, se podrá hablar de medidas de reinserción de los terroristas presos, medidas que, por otra parte, están previstas en nuestro Código Penal y en la legislación penitenciaria. ETA debe reconocer su derrota frente a la democracia española. Es lo que ha sucedido y cualquier intento de maquillar los hechos no hará más que prolongar la situación.