IVA

Presupuestos para crecer más

La clave de bóveda que sostiene los Presupuestos presentados ayer por el ministro Montoro en el Congreso es el crecimiento de un 2% del PIB, lo que se traducirá en más ingresos tributarios (3,5%) gracias a una fuerte subida en la recaudación del IVA, del Impuesto de Sociedades y de los impuestos especiales. ¿Es realista esperar a que la economía española se consolide con esos dos puntos de subida? Sí, lo es, aunque no cabe ignorar que también depende de la evolución en Europa, cuya atonía actual no contribuye al optimismo. Aun así, si al crecimiento del PIB se suma la bajada de un 14,9% en las prestaciones por desempleo, debido a la creación de cientos de miles de puestos de trabajo y a un aumento de los ingresos por cotizaciones, es razonable concluir que las cuentas del Gobierno son correctas y huyen conscientemente de escenarios más optimistas. Parece que Montoro ha sabido resolver un sudoku aparentemente contradictorio que consiste en bajar el IRPF y el Impuesto de Sociedades y, al mismo tiempo, subir el gasto social hasta el 53,9% del gasto total, reducir el déficit fiscal hasta el 4,2% y hacer frente al coste de 35.490 millones de euros al que asciende una deuda pública que ya supera el PIB. A pesar de este desmesurado lastre financiero, consecuencia de unos años en los que el Estado gastó alegremente lo que no tenía, algo que ha condicionado en buena parte los Presupuestos, el próximo año se recuperarán las inversiones públicas. El capítulo laboral es, sin duda, el más preocupante y, si bien Montoro estima, también con cautela, que la tasa de paro bajará del 24,7% al 22,9%, lo cierto es que a final de 2015 calcula que, según la EPA, aún habrá cinco millones de parados. Una cifra inasumible. No estaría de más que el Gobierno releyera atentamente este capítulo y buscara los medios para rebajar tan desalentadoras previsiones. Tal vez profundizando las reformas, como le han aconsejado en varias ocasiones la OCDE y el FMI, y rebajando, como han hecho países de nuestro entorno, las cotizaciones sociales a los empleadores, que son los que de verdad crean puestos de trabajo. Por lo demás, los Presupuestos contemplan una moderada contención del gasto, que baja un 3,2%, y más dinero para las pensiones contributivas, que aumentarán un 3,2% (hasta los 115.669 millones de euros), contando con que la subida de la pensión media será del 0,25%. Aquí se ve que, más allá de la demagogia partidista que suele utilizar a los pensionistas con promesas populistas de imposible cumplimiento, la revalorización de las pensiones debe hacerse con realismo y responsabilidad porque no se trata de que el Estado pague las de hoy, sino también las de mañana. En conclusión, el Gobierno ha presentado unos Presupuestos creíbles que transmiten confianza en 2015.