Pactos en Cataluña
Puigdemont enreda con la investidura imposible
Carles Puigdemont reúne hoy a su grupo parlamentario en el refugio de Bruselas, el mismo en el que ha negociado con Marta Rovira, de ERC, un acuerdo para componer la Mesa del Parlament y las condiciones de la investidura. El prófugo separatista quiere ser el candidato telemático o por delegación a la Presidencia de la Generalitat y sus leales se mantienen firmes en ese órdago a sus presuntos socios republicanos. Puigdemont sabe muy bien que su propósito es un imposible no sólo por disparatado –que ya sería suficiente si habláramos de alguien normal–, sino por ser contrario a la legalidad. Ayer se conocieron dos opiniones trascendentes sobre el asunto. Un informe jurídico del Gobierno que, amparado en una consistente normativa y en una sentencia del Tribunal Constitucional, concluye que la investidura es un acto «indelegable» y «exige un debate presencial». En ese mismo sentido trascendió el criterio unánime de los propios letrados del Parlament en cuanto a que el Reglamento de la Cámara no sustenta una investidura como la que pretende el ex president fugado. Aunque concluyente, y diríamos que definitivo, no es probable que todo ello frene los planes de Puigdemont, que hace tiempo que juega al cuanto peor, mejor, aunque con ello se lleve por delante la prosperidad de los catalanes. Pero que él enrede y mienta con esa investidura fantasmal y fraudulenta no puede traducirse en que los demócratas se distraigan de lo esencial como es que esa chirigota parlamentaria no se llevará a cabo y que de Puigdemont solo se espera que rinda cuentas ante la Justicia.
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