Impuestos
Reforma fiscal para crecer
La modernización del sistema tributario español, ineficiente y desequilibrado en sus resultados, siempre al vaivén de la coyuntura económica, es una de las reformas estructurales más ambiciosas de las que está llevando a cabo el Gobierno de Mariano Rajoy. El desafío estriba en aplicar un modelo equitativo que, lejos de limitarse a la perentoria búsqueda de nuevos «yacimientos» fiscales, sea una herramienta para el crecimiento económico y del empleo, restituya la igualdad tributaria de los ciudadanos independientemente de la comunidad autónoma en la que residan, favorezca el ahorro de los hogares y ponga orden al desconcierto normativo actual. Las disfunciones del sistema han sido analizadas por un comité de nueve expertos, que ha plasmado en 125 propuestas las líneas principales de la forma más conveniente desde el criterio académico. Conviene advertir, en previsión del inevitable ruido mediático que siempre provoca cualquier referencia al fisco, de que se trata de un dictamen no vinculante y que, por lo tanto, muchas de las medidas no pasarán de ser simples recomendaciones sin posterior recorrido legislativo. Y que, incluso, varias de ellas van en contra de recientes medidas adoptadas por el Gobierno. Pero dado que no existen fórmulas mágicas para aumentar los ingresos y, al mismo tiempo, bajar los impuestos si no es con más crecimiento económico, de lo que se trata es de ampliar las bases impositivas y disponer la fiscalidad al servicio de la lucha contra la crisis. En principio, existe acuerdo en que se deben reducir las cargas que pesan sobre el mercado de trabajo y proponen los sabios reducir el impuesto de sociedades hasta en 10 puntos, así como en las cotizaciones sociales. En contrapartida, abogan por eliminar deducciones e incorporar más productos al tipo general de IVA. Igualmente, hay consenso en la reducción del IRPF para las rentas medias y bajas. Pero otras propuestas apuntadas, como la carga fiscal de la vivienda habitual, la eliminación retroactiva de las deducciones por adquisición de la misma o la retirada de las deducciones a las Pymes vinculadas a la creación de empleo, ya han sido desestimadas por el Gobierno. En cualquier caso, no se puede perder de vista que el objetivo principal de la reforma es la creación de empleo, para lo que es imprescindible reducir las cargas que lo traban, pero, también, que sin una reactivación del consumo interno cualquier medida perderá eficacia. La nueva situación económica del país, con previsiones de mayor crecimiento, permite llevar a cabo una reforma ambiciosa que favorezca el ahorro, que redunde en un claro alivio impositivo de las clases medias, que, de acuerdo al principio universal de equidad, erradique la actual desigualdad impositiva entre los españoles y garantice la unidad de mercado. En definitiva, hacer una reforma fiscal para crecer.
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