Reformar la Constitución para preservarla

Nuestra Constitución de 1978 va camino de cumplir 40 años. Una cifra, redonda, que ha provocado llamadas a modificar la Carta Magna más allá de las «incursiones» que se hicieron para permitir el voto de ciudadanos de determinados países de la UE en elecciones locales o fijar el tope de déficit. Hoy su presidente, Francisco Pérez de los Cobos, a pocas semanas de cumplir su mandato, ha hecho balance en LA RAZÓN y ha vuelto a dejar claro su determinación al frente del Alto Tribunal en favor de que las decisiones se adoptasen por unanimidad, aunque dejando siempre la puerta abierta, el camino expedito, para la solución política a los problemas que se le han planteado. Pérez de los Cobos ha sido uno de los primeros en mostrarse partidario de la reforma de la Constitución. Simplemente, como afirma con rotundidad, porque «en la vida lo que se quiere conservar hay que reformarlo»; aunque, como apunta con la misma convicción, «tras un debate sosegado y una amplia negociación política». Un intercambio de opiniones, de planteamientos políticos en los que los consensos alcanzados en 1978, y que dieron nacimiento a la Carta Magna, no nos pueden ser ajenos. Un texto a preservar que ha sido y es salvaguarda de libertades y derechos. De pacto de convivencia.