Somalia
Reivindicación de España
El primer discurso de Su Majestad Felipe VI ante el plenario de Naciones Unidas ha ido un paso más allá de lo habitual en este tipo de intervenciones para convertirse en una carta de presentación del nuevo Rey de España ante la comunidad internacional, Jefe de Estado de una de las democracias más avanzadas del mundo y, al mismo tiempo, heredero y continuador de una Monarquía que ha vinculado la vida de la nación desde los albores de la construcción de Europa. Treinta años después del primer discurso de Don Juan Carlos ante la Asamblea, su sucesor encarna ese país moderno y solidario, implicado en todas las iniciativas de progreso y desarrollo que impulsa la ONU, sin cuya huella cultural, filosófica y política se hace muy difícil comprender la historia del mundo. Porque Don Felipe no sólo hizo con sus palabras una reivindicación de la España de hoy, la que surge de la Transición, la que a pesar de las dificultades coyunturales se ha convertido en una de las principales potencias económicas mundiales, sino también de la que hunde sus raíces en una historia milenaria de vocación universal, que expandió sus valores por los cinco continentes y que ha sido creadora fecunda de naciones. Pero Su Majestad también dejó muy claro que el país que reivindica un puesto de miembro no permanente en el Consejo de Seguridad no se acoge a la reivindicación retórica de pasadas glorias, sino que tiene sobrados méritos como miembro comprometido con la comunidad internacional. El Rey, así, puso en valor el esfuerzo de España para defender y promover los valores democráticos en el mundo, desde una sociedad como la española, diversa en su cultura y en sus lenguas, capaz de superar dificultades con entereza y que apoya incondicionalmente los principios que informa la ONU: la libertad, la justicia, la igualdad, la soberanía nacional, la independencia y la integridad de los Estados miembros. Y dio cifras: en los últimos 25 años, 130.000 soldados de las Fuerzas Armadas españolas han participado en operaciones de mantenimiento de la paz y de ayuda humanitaria en todas las regiones del globo. Hoy, podríamos añadir, las Fuerzas Armadas actúan en misiones auspiciadas por la ONU y por la UE en Mali, República Centroafricana, Líbano, Afganistán y Somalia. Pero fuera del plano militar, nuestro país, como también puso de relieve el Rey, ha contribuido al desarrollo global en los últimos catorce años con 30.000 millones de dólares, un tercio de ellos invertidos en programas del PNUD. Son credenciales más que suficientes para que la candidatura española conozca el éxito en su demanda de un puesto en el Consejo, para que Naciones Unidas pueda seguir contando con nuestra implicación directa en la defensa de «una Humanidad en paz, cada vez más próspera y más justa».
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