Reformas estructurales
Urge acabar con la alarma económica
A medida que la Generalitat de Cataluña se empecina en el absurdo separatista, los distintos organismos que revisan las previsiones económicas españolas dan muestras de un mayor pesimismo sobre la influencia de la crisis catalana en nuestro ritmo de crecimiento. Como era evidente, el tiempo que se prolongue el desafío nacionalista va a determinar los daños que sufrirá la economía de Cataluña, como principal afectada, y, por ende, la del conjunto de España. Ayer, le tocó el turno a la Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal (AIReF), alertando de que la incertidumbre asociada a la crisis institucional catalana podría reducir al 1,5 % el crecimiento económico español para 2018, frente al 2,3 % avanzado por el Gobierno. Se trata de una caída, en el pero de los casos, de 1,2 por ciento del PIB, que, sin duda, se traducirá en pérdida de empleos, con un impacto que puede ser muy grave en la propia Cataluña, a causa del descenso del consumo privado y del retraimiento de las inversiones empresariales, que ya se está produciendo. Es, pues, imprescindible que desde las instituciones del Estado se acorten los tiempos para que se reinstaure la legalidad en el Principado. El riesgo para las perspectivas de crecimiento se incrementa cada semana que pasa con la Generalitat en rebeldía y los que resultarán más afectados son los ciudadanos catalanes.
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