Bruselas

Ya no basta con esperar el nuevo golpe del yihadismo

La Razón
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Como ha ocurrido después de otros atentados, la pregunta no puede ser otra: «¿Y ahora qué?». Se abren todas las incógnitas sobre un ataque terrorista que no deja de ser un peldaño más en la guerra que el Estado Islámico (ISIS) ha declarado al mundo democrático. Sabemos lo que pretende el yihadismo, pero no tenemos una solución. Sabemos que la estrategia a seguir debe partir de un principio común: las sociedades democráticas no pueden ceder frente a la barbarie. Los europeos disponemos de medios para afrontar el reto de la defensa colectiva, pero no estaba previsto un escenario como el que plantea el terrorismo del ISIS. No cabe duda de que los estados europeos somos un objetivo prioritario y que, nos guste o no el lenguaje militar, estamos en un escenario de guerra, con otros medios y objetivos, y que, a diferencia de los conflictos clásicos, la diana está puesta directamente en la población civil. Hoy se reúnen en Bruselas los ministros del Interior de la UE sin una agenda concreta, según han anunciado, aunque debe entenderse que no hay otro objetivo que actualizar la reunión que se mantuvo el pasado mes de noviembre tras los atentados de París. Y, de paso, imprimir energía y decisión, como reclaman los hechos. Es urgente la puesta en marcha del llamado fichero de pasajeros aéreos europeos –«passenger name record», conocido como PNR–, medida que está acordada desde hace meses por los presidentes de gobierno y jefes de estado, pero que cuya aplicación no ha avanzado. La obcecación sangrante de los hechos se impone ahora y un instrumento tan necesario como éste no debería demorarse más. Después de los ataques de París, el presidente galo, Manuel Valls, planteó la necesidad de grandes inversiones en los sistemas de seguridad. Sin embargo, visto lo sucedido en Bruselas, parece que los medios no han aumentado y que incluso han dejado en evidencia fallos en la coordinación entre las Fuerzas de Seguridad de los diferentes países. En abril de 2015, la Comisión Europea aprobó la Agenda Europea de Seguridad con un plan preciso motivado por las crisis de Siria, Irak y Libia y la adhesión a grupos terroristas de ciudadanos europeos, los «combatientes extranjeros retornados» –según el documento–, pero que parece ineficaz por la falta de cooperación entre los estados. Si se confirma que uno de los terroristas inmolados en Bruselas fue devuelto por Turquía al sospechar que participaba en actividades del Estado Islámico, tal y como aseguró ayer el presidente Erdogan, estaríamos ante un agujero preocupante del que el ISIS se estaría beneficiando. Esta agenda presupone: un Fondo de Seguridad Interior dotado de 3.800 millones para el periodo 2014-2020, intercambio de información, la creación de equipos conjuntos de investigación y la intensificación del papel del Europol a través de un Centro Europeo de Lucha contra el Terrorismo, el cual incluye, a su vez, un tema capital como es bloquear la financiación de estos grupos. Es decir, la UE ha creado medios para una lucha que se prevé a largo plazo; ahora hace falta liderazgo y determinación para afrontar uno de los mayores retos del proyecto europeo. Sería necesario visualizar la unidad de todos los líderes europeos arropando al presidente belga, de manera especial a Merkel y a Hollande. Y, sobre todo, es urgente transmitir a la ciudadanía que Europa responde con una sola voz frente al terrorismo. Ya no basta con esperar resignados el nuevo golpe del yihadismo.