El de Santamaría no es el camino

El encuentro del presidente del PP, Pablo Casado, con la exvicepresidenta del Gobierno Soraya Sáenz de Santamaría para evaluar la situación del partido y las opciones de sumar nombres de la lista derrotada en el congreso no resultó lo que cabía esperar en el tiempo decisivo que los populares atraviesan. Sáenz de Santamaría demandó la representación equivalente al 43% de los apoyos obtenidos en el cónclave del pasado fin de semana en los órganos de dirección, además de que recordó de nuevo que ganó «entre la afiliación». La actitud de la exvicepresidenta no es el camino si lo que de verdad se quiere es lo mejor para el PP. El mercadeo y la exigencia de cuotas son propios de otros ámbitos y negociaciones, pero no deberían ser parte de un diálogo entre compañeros de formación. Casado lo entendió así y rechazó una proporcionalidad sin sentido ni precedente, más allá de que insistió en su voluntad de incorporarar personas valiosas a su equipo sin atender a sus afinidades. El nuevo líder tiene el derecho y el deber de armar el PP conforme a su criterio para explotar la potencialidad de sus miembros. No necesita tutelas ni supervisores. Cada uno tiene que asumir el lugar que las primarias le señalaron. Cuanto antes.