Caso La Manada
El Gobierno no puede improvisar
La libertad provisional bajo fianza de los cinco miembros de «La Manada» ha causado un enorme malestar social que se ha traducido en multitudinarias protestas en la calle, algo comprensible dado que se trata de un tipo de delito siempre traumático para la víctima. La condena (por abusos sexuales en lugar de violación) ha abierto un debate seguramente muy necesario si lo que queremos es transformar ciertas realidades que no hablan muy bien de nuestra sociedad. Hasta aquí todo razonable. Sin embargo, lo que es de todo punto inadmisible es que el Gobierno de Pedro Sánchez cometa la enorme torpeza democrática de pontificar sobre una disposición judicial ante la que solo le queda mostrar el respeto debido. La portavoz del Ejecutivo, Isabel Celaá, se saltó ayer olímpicamente la separación de poderes al entrar en el asunto con irresponsabilidad, demagogia e improvisación. Tal es así que tuvo que ser desautorizada por la ministra de Justicia, Dolores Delgado, quien se apresuró a aclarar que el Gobierno no puede «en ningún caso» personarse en el caso que nos ocupa. Otra cosa bien distinta es que se avenga a realizar un estudio profundo y sereno con los actores sociales y el consenso político pertinente para evitar en el futuro episodios tan desgraciados como este de «La Manada».
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