El desafío independentista
El independentismo pierde fuelle y Cs paga sus errores
Se aproxima la Diada más desangelada para el independentismo pese al torbellino propagandístico que es capaz de activar gracias a su hegemonía mediática y administrativa. El tiempo está poniendo a cada uno en su sitio en Cataluña y, como suele suceder, los errores se pagan. Los bandos separatistas no se soportan porque el negocio ha sido provechoso para unos cuantos y ruinoso para otros. Y ese encono ya indisimulable entre los de Puigdemont y Junqueras ha calado en un votante fatigado y hastiado de tantos listos y mentiras. La encuesta de NC Report sobre la intención de voto en Cataluña refleja un castigo para el prófugo de Waterloo (21 parlamentarios, trece menos) que se quedaría en la mitad de los escaños de ERC, que ganaría las elecciones con 41 y nueve más, en el marco de una pérdida de la mayoría absoluta del secesionismo. Y luego está Cs, damnificado por su decidida voluntad de equivocarse una y otra vez en la comunidad. La otrora primera fuerza del territorio sería ahora la segunda con una caída de siete escaños en el Parlament (29), sólo dos más que el PSC (27), el gran beneficiado de su atolondrada y lamentable estrategia escapista. Y lo peor es que Rivera ha eliminado la autocrítica de su vocabulario. El cesarismo es más cómodo para él, pero nocivo para el constitucionalismo.
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