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La inmigración no es sólo un problema del sur
El presidente de Francia, François Hollande, y la canciller alemana, Angela Merkel, urgen a Italia y Grecia, desbordados por la presión migratoria, a que apliquen las medidas aprobadas por la CE, abran campos de refugiados y doten a los inmigrantes de medios de vida suficientes. Afirman que está en peligro el espacio Schengen y, ciertamente, tienen razón. Pero obvian el desinterés y el tiempo perdido por esa misma Comisión mientras el problema sólo afectaba a los países del sur, como España. También el norte debe implicarse.
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