El desafío independentista
No puede haber impunidad ante la violencia en Cataluña
Las huellas de la violencia en las calles de Barcelona siguen todavía presentes. Queda por cuantificar el valor de los destrozos y el efecto que tendrá en la economía de la ciudad y en su imagen, pero también queda por dilucidar la responsabilidad de los manifestantes en tan graves hechos. Es lógico, por lo tanto, que las Fuerzas de Seguridad investiguen e identifiquen a los que ordenaron, coordinaron y ejecutaron los actos de extrema violencia y vandalismo vistos de manera especial en la capital catalana. Hasta la sentencia del 1-O, el «procés» se caracterizaba por la absoluta impunidad en el incumplimiento de la legalidad democrática, tanto desde la Generalitat, como de las organizaciones separatistas. Pero lo sucedido la semana pasada ha sobrepasado todo lo aceptable por el uso salvaje de la violencia y el desprecio hacia los ciudadanos que no son independentistas y quieren que se respete la convivencia y las instituciones democráticas. Los CDR, apoyados por el mismísimo presidente de la Generalitat, actuaron como verdaderos comandos totalitarios que impusieron a fuego su ley. Lo que está en juego es la propia democracia, por lo que estos delitos no pueden quedar impunes.
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