Violencia de género

Triste récord de feminicidios

Es un fracaso social. De todos. No sólo de los poderes públicos, contra quienes se carga para no asumir nuestra parte de la derrota como sociedad. Los dos crímenes cometidos en las últimas horas, en Ayamonte (Huelva) y Alboraya (Valencia), pueden elevar la cifra de mujeres asesinadas por violencia machista hasta las 1.000. Mil mujeres asesinadas por sus parejas o ex parejas desde el 1 de enero de 2003. En aquel año se comenzó a elaborar una estadística de estas muertes. Un goteo que ha ido más despacio los últimos años –quizá por la concienciación, por las políticas de protección de las Administraciones...–. Lo cierto es que las víctimas mortales se han ido reduciendo: hubo 60 en 2015, 49 en 2016, 51 en 2017 y 47 el año pasado, la cifra más baja desde que se tienen datos. Y con todo son demasiadas. A ellas se han unido, tristemente, decenas de menores. Hijos que han corrido la misma suerte que muchas de sus madres. En 2004, primer año de la Ley, ninguna de las 72 mujeres asesinadas denunció. Durante 2018, solo denunciaron 14 de las 47 mujeres que fueron asesinadas. Las estadísticas, frías, revelan una clara falta de concienciación –incluso entre las propias víctimas– de un problema que tiene en la educación su única solución. Y no hay tiempo.