Bonus Track

Estrategia

El victimismo galopante de esta época infame conlleva un grado superlativo de impudicia en el detalle, algo inédito en la historia

Quizás los consejeros de Sánchez confundan táctica con estrategia (no leen a Sir Barsil Liddell Hart…), pues deberían saber que, lo que aumenta la «popularidad» de una cantante con problemas sentimentales o un inversionista influencer, no funciona jamás para un primer ministro. Por motivos obvios. Considero un error de bulto que hayan permitido que el presidente del Gobierno haga una turné por medios de comunicación que tienen «una ideología en sus antípodas», por usar las propias palabras del presidente en su entrevista con Ana Rosa Quintana y que, en cada ocasión, el entrevistado haga una relación detallada de los ataques que recibe –supuestamente– de esos mismos medios. ¿Y porqué parece una penosa equivocación? Porque, aunque Sánchez pretenda aparecer como la víctima de crueles arremetidas de sus opuestos ideológicos, enumerar detalladamente los pretendidos insultos que recibe no hace más que propagarlos: aumentarlos.

Verbigracia, las ofensas que tan atroz e injustamente ha recibido su esposa no deberían ser reproducidas textualmente en público por Sánchez –mucho menos ante un hipotético auditorio «hostil»– porque, el que no las haya oído antes, las conocerá por boca del propio Sánchez, que hará de vocero y portavoz de los insultos, otorgándoles certidumbre al repetirlos. Coreando las burlas y escarnios no hace más que magnificarlos, difundirlos, pregonarlos. Craso error. Debería limitarse a decir: «Mi esposa ha recibido absurdas mofas», aunque yo ni siquiera aconsejaría decir esa frase, sino tan solo expresar elegantemente que tanto él como su familia han sido blanco de improperios de mal gusto. Dando detalles, aumenta él mismo las andanadas recibidas.

Bien es verdad que el victimismo galopante de esta época infame conlleva un grado superlativo de impudicia en el detalle, algo inédito en la historia. Pero, de toda la vida, cuando tu enemigo (en este caso, ideológico) te lanzaba una palabra como si fuera una piedra, estaba comprobado que, si tú repetías dicha palabra, estabas haciendo que la pedrada fuese más fuerte, recibiéndola en trasero propio. Sánchez no está siendo sagaz, o está mal aconsejado, o sus asesores están poco leídos. (O mal «escribidos» como diría aquel…).