V de Viernes
Granjas de teléfonos
Perpetran el “fraude móvil por clic” condicionando campañas de marketing en cualquier parte del mundo
Cualquiera de nosotros ha podido ver algún video sobre “granjas de teléfonos móviles” o “granjas de clics”. Lo primero que se piensa, al visualizarlas, es si será verdadero o falso, dado que en el mundo de hoy cada vez es más complicado distinguir entre una cosa y la otra. Pues resulta que sí, son verdad. Son lugares físicos llenos de celulares empleados para perpetrar el “fraude móvil por clic”. Al hacer clic repetidamente, las granjas condicionan las campañas de marketing basadas en visualizaciones.
Las imágenes que hemos visto nos muestran estanterías de móviles alojados en almacenes, cobertizos, locales o naves camufladas y deslocalizadas en países con mano de obra y electricidad barata, sin apenas regulaciones, como pueden India, Bangladesh, China, Vietnam o países latinoamericanos.
Se usan para difundir desinformación mediante la multiplicación masiva de contenidos manipulados. El
gran número de dispositivos que emplean les permite expandir rápidamente relatos fake, confundir a la audiencia, posicionar hashtags y amplificar mensajes políticos.
Atribuyen tales granjas a los rusos, pero lo cierto es que se usan en todas partes y con el mismo objetivo: desinformar, confundir y ganar estrategias y relatos.
Cada teléfono usado, y pueden ser decenas de miles, es un dispositivo físico con tarjeta SIM, IP y apariencia de humano. A diferencia de los bots, programas de software sin teléfonos, estas granjas simulan interacciones de personas y son creíbles, aunque en realidad sean falsas.
Y es que vivimos en un mundo cada día más vulnerable, en el que es difícil distinguir entre lo verdadero y lo falso. Hoy se puede adulterar casi todo: el identificador de llamadas celulares, los mails, clonar tu voz y la de tus hijos y la de tu madre muerta. También imágenes, y mucho más en cuanto se implante el 6G, que anuncia la era del holograma.
Solo que, a más tecnología, más inseguridad, como ya vemos con el 5G. Los ciberataques son una pesadilla. Son un problema los estafadores y los hackers, que roban nuestra indentidad y pueden hurtar la cuenta corriente, usurpamos la pensión o nuestra casa, secuestrar la tarjeta de crédito, alterar cheques, entrar en Iberia, como acaban de hacer, o en la Agencia Tributaria, como hicieron hace nada.
No es éste un mundo mejor. Llamas a un servicio público para preguntar y te contesta un robot. Ya hay compañías que ni tan siquiera tienen atención de voz. Todo ha de ser vía mail o WhatsApp. Nos estamos deshumanizando de tal manera que no sabemos distinguir entre lo virtual y lo real.
Que de golpe entren en tu cuenta millones de seguidores ha de ser necesariamente sospechoso. Habría que prohibir los bots y las granjas de celulares. El problema es que, en vez de prohibirse, van a más. El 60 por ciento de lo que circula hoy por redes es “fake”. Y pronto Internet será controlado al 100 por ciento por la IA. Va a ser difícil escaparse de este mundo orweliano feliz, en el que en acabaremos siendo esclavos de la tecnología.