La situación
El límite de la temeridad
«Estos días, los populares han dejado solo a Sánchez con la ley del proxenetismo y con la del suelo. La duda es si Feijóo aguantará la presión»
Entra dentro de los márgenes de la lógica que aquellas personas que viven siempre al límite, acaben aceptando que el límite es la normalidad. Pedro Sánchez forma parte de ese club, porque no ha conocido nada que no esté en el límite desde que hace diez años decidió lanzarse a por la secretaría general del PSOE. Pero Pedro Sánchez triunfó. Y lo hizo en dos elecciones primarias que se presentaban imposibles para él. Igual de imposible que la moción de censura que planteó contra Rajoy hace ahora seis años. Solo tenía 84 escaños de 350, pero volvió a triunfar, y desde entonces ha superado todos los límites conocidos: gobernar con Podemos, pactar con Esquerra, Bildu y Puigdemont, y hasta organizar en Ferraz una celebración por la victoria en las elecciones del pasado 23 de julio, a pesar de que las había perdido.
La duda es si existe un límite a esa temeridad. En el caso de que esa limitación exista, Sánchez aún no la ha descubierto. A veces aparecen pistas que sugieren la cercanía de ese momento, pero el virtuosismo con el que funciona la maquinaria estratégica de Moncloa –capaz de convertir lo blanco en negro, aunque todos hayamos visto que es blanco– siempre supera el reto. Es cierto que en estos días hemos asistido a episodios que en cualquier país de nuestro entorno habrían situado a su mandatario ante la necesidad de una convocatoria electoral. Perder votaciones en el Parlamento por quedar en minoría, después de haber renunciado a presentar un proyecto de presupuesto para que no te lo tumben tus socios, suele ser un mensaje que en democracia significa algo. No así en el caso de Sánchez, que prioriza estar en el gobierno a gobernar.
En la anterior legislatura, el Partido Popular salvó varias veces los muebles de Sánchez, cuando el gobierno estaba a punto de perder votaciones en el Parlamento, abandonado por sus socios. Ocurrió en asuntos de Estado, como aquellos que afectan a la Monarquía. Estos días, los populares han dejado solo a Sánchez con la ley del proxenetismo y con la del suelo. La duda es si Feijóo aguantará la presión.
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