Tribuna

El milagro de Monistrol de Montserrat

Hay síntomas que apuntan a un cambio de aires para el PP en Cataluña.

El PSOE ha perdido todos sus feudos en estas elecciones pese a mantener el tipo en número de votos. El PP le sacado poco más de 700.000 votos al PSOE. A lo que se aferra Pedro Sánchez, que también ha fracasado en Barcelona, su gran apuesta, para levantar el match ball en los comicios adelantados de julio. Además, Podemos se hunde estrepitosamente en muchas localidades y parlamentos. Sin contar que el proyecto de Yolanda Díaz genera dudas.

La única excepción al retroceso de los imprescindibles aliados para lograr una nueva investidura de Pedro Sánchez es Bildu que se ha disparado en el País Vasco y en Navarra, acechando ya la supremacía del PNV. La progresión de Bildu amenaza a corto plazo todos los bastiones peneuvistas con la excepción de Bilbao que parece por ahora inalcanzable.

Tampoco al independentismo catalán le han sentado bien las últimas elecciones municipales. Y pese a que Trias ha logrado imponerse en Barcelona, lo ha hecho renunciando a hablar de independencia y escondiendo las siglas del partido de Puigdemont. Una estrategia basada en echar a Colau le ha cosechado 11 concejales de 41. Lo que también da la justa media de su exigua victoria. Pero es que además ha logrado el triunfo, meritorio aunque pírrico, atrayendo cerca de un tercio de los votantes de Ciudadanos-Valls en 2019, potenciales votantes conservadores en los próximos comicios.

La peor parte de la pérdida de votos del independentismo se la ha llevado ERC. Aunque la CUP también ha quedado damnificada. Y Puigdemont, ahí sí con una de sus fieles, ha caído a la tercera plaza en Girona. Ahí sí, valga la redundancia, a pecho descubierto a diferencia de Barcelona, luciendo las siglas con una persona de su estricta confianza y discurso. Con lo que queda claro que los 300.000 votos que se ha dejado ERC por el camino han ido básicamente a la abstención. Por hastío o por falta de motivación. Lo que contrasta con el subidón del PP en su agujero negro de Cataluña. En Barcelona, Daniel Sirera queda lejos de los mejores resultados del PP en la capital catalana. Pero es que lo de García Albiol en Badalona ha dejado mudos a propios y extraños aunque este, como Trias en Barcelona, también en buena medida ha dejado las siglas de lado. ¡El dirigente popular ha logrado 18 concejales de 25! Ni Ayuso en Madrid se ha impuesto tan holgadamente. Por si no fuera una exhibición suficiente, el PP se ha quedado a un concejal de la mayoría absoluta en Castelldefels. Donde ya había ganado pero no con esa rotundidad que le ha dado la Alcaldía de facto.

Pero hay otros síntomas que apuntan a un cambio de aires para el PP en Cataluña. Un ejemplo significativo es lo ocurrido en la localidad de Monistrol de Montserrat, a pie de la montaña sagrada. El PP ha pasado de 1 concejal a 4 y se ha impuesto en votos a ERC que cuenta con la Alcadía. Monistrol de Montserrat es el pueblo desde el que se acechaba a los monjes de Monserrat en julio de 1936. Estos fueron evacuados por la Generalitat para salvar la vida o huyeron en desbandada. Si el Comité Local de Monistrol, dominado por la CNT-FAI, no tomó al asalto el Monasterio en 1936 es porque fue protegido por Mossos d’Esquadra para evitar su saqueo y destrucción. Pues justo en esa localidad el PP se ha impuesto aunque parece harto difícil que pueda gobernar porque el independentismo cuenta con mayoría absoluta en el Consistorio.

Quien ha obrado el milagro para el PP en Monistrol de Montserrat es una joven llamada Núria Carreras Povill que ha pasado una legislatura en solitario en un Consistorio de 11 ediles. Carreras ha logrado este 28 de mayo 422 votos cuando en las elecciones catalanas de febrero de 2021, el PP sólo logró 30 votos en esta localidad. Todo un hito que se explica probablemente por la simpatía y cualidades de Carreras pero también por un cambio de aires para el PP. Sólo hay que ver lo acontecido en Lleida. Localidad gobernada hasta la fecha por ERC. Pues bien. El PP se ha impuesto a ERC en número de votos y ha empatado en número de concejales. Un resultado absolutamente inesperado que no había predicho encuesta alguna. Si el independentismo no logra recuperar el aliento en los comicios de julio, Sánchez va a tener un nuevo escollo. Porque la previsión del PSOE de sacar en Cataluña una buena distancia al PP para compensar la diferencia en el conjunto de España parece que empieza a tambalearse si el independentismo no sale del atolladero y logra atraer a sus potenciales votantes. Sigue habiendo partido pero el terreno de juego lejos de ensancharse parece reducírsele al PSOE.