Sin Perdón
La política miserable del PSOE
«Sánchez se debería preocupar por el poco crédito que tiene ante la opinión pública»
Me cuesta utilizar el término miserable, porque preferiría que la política transitara por los parámetros de la ética y la ejemplaridad. Es bueno acudir al diccionario de la Real Academia Española que señala que es sinónimo de canalla, ruin, despreciable, perverso, abyecto, desgraciado y vil. España sufrió durante décadas el terrorismo de ETA. Es cierto que fue derrotada, no por el gobierno socialista, sino por el esfuerzo de todos los gobiernos, las Fuerzas de Seguridad del Estado, la ayuda internacional, los jueces y fiscales…. En definitiva, por el conjunto de la sociedad. Esa idea ridícula de que llegó el PSOE y consiguió la victoria produce vergüenza ajena. Nunca se la escuché a Rubalcaba, porque era un político brillante e inteligente. Entiendo que el sanchismo se dedique a la apropiación como elemento básico de su relato, pero todo tiene un límite. En estos tiempos de pensamiento líquido, inconsistente y acomodaticio, es lógico que la verdad no importe y se impongan las mentiras.
Sánchez se debería preocupar por el poco crédito que tiene ante la opinión pública por culpa de sus contantes cambios de opinión y su política errática. No se fían ni sus propios socios y aliados. Le sucede como a Richard Nixon que era conocido como Tricky Dick (el tramposo Dick). La última fechoría política que ha perpetrado el PSOE ha sido en Pamplona. Es algo que tenía muy claro que sucedería. Lo ha hecho cuando a Sánchez no le importa acumular más descrédito. Un dirigente socialista me justificaba la amnistía con el argumento de que «hicimos los indultos y nos salió bien. Ahora pasará lo mismo». Hemos transitado de escuchar firmes condenas contra ETA y asegurar, con esa contundencia que utiliza Sánchez, que nunca pactaría con Bildu a considerarlo un partido progresista y amigo como Junts, ERC y PNV. Por ello, regala Pamplona a los herederos de la ETA. Es la España del sanchismo donde cabe cualquier comportamiento miserable, porque será apoyado por su poderoso aparato mediático y los dirigentes socialistas. Le aplauden con una fe ciega como sucedía con los miembros del Politburó del Partido Comunista de la Unión Soviética. Necesitan cobrar un sueldo público.
Francisco Marhuendaes catedrático de Derecho Público e Historia de las Instituciones (UNIE)
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