Eleuteria
Portugal: el espejo ético de España
Lo que en Portugal derriba a un primer ministro, aquí ni es noticia. Nos hemos acostumbrado a una clase política indecente que, día a día, eleva el listón de la inmoralidad
Desde abril de 2024, Luis Montenegro, líder del Partido Socialdemócrata de Portugal —el equivalente luso al PP, pero sin disimular su raíz socialdemócrata—, ha sido primer ministro de nuestro país vecino. Su mayoría parlamentaria, sin embargo, era frágil: de 230 diputados, apenas controlaba 80 escaños, frente a los 78 del Partido Socialista (PS, similar al PSOE) y los 50 de Chega (equiparable a Vox). Pues bien, este pasado martes, Montenegro planteó una moción de confianza en la cámara y la perdió. El Partido Socialista y Chega le negaron el respaldo, tumbando su gobierno. ¿El motivo? No un escándalo de corrupción flagrante, sino un comportamiento político considerado poco ético.
Y es que, en 2021, hallándose fuera de la política y ejerciendo como abogado, Montenegro fundó Spinumviva, una empresa de tratamiento de datos. En 2022, al asumir la presidencia de su partido, se la transfirió a su esposa e hijos, desvinculándose así formalmente de esta compañía. Sucede que entre los clientes de la misma se hallaba Solverde, una concesionaria pública del sector del juego, a la que Montenegro, de hecho, había asesorado jurídicamente entre 2018 y 2022. Hasta aquí, nada extraño: una relación comercial lógica (una empresa contrata a Montenegro como asesor jurídico y luego, por hallarse satisfechos con sus servicios, también contratan a su compañía para el tratamiento de datos). El problema surge porque Spirunviva siguió prestando servicios a Solverde —4.500 euros mensuales— incluso tras la venta, mientras Montenegro era primer ministro. Así, Solverde, como concesionaria estatal, le planteaba un conflicto de intereses evidente a Montenegro: aunque él no haya intervenido en decisiones sobre tales concesiones, sí se beneficiaba de sus pagos a través de Spinumviva, la cual pertenecía a su esposa con la que mantenía… régimen de gananciales.
Es verdad que no hay ninguna evidencia de amaño o corruptelas en favor de Solverde, pero el potencial estaba ahí. Aunque Montenegro se había comprometido a no participar en las votaciones del Consejo de Ministros que afectaran a Solverde, sus ministros, subordinados jerárquicamente a Montenegro, sí podían mediar en su favor. Por eso, PS y Chega decidieron cortarle la cabeza política. El primer ministro apenas duró un año. Comparemos ahora con España. Aquí, el presidente tiene una esposa imputada, un hermano en igual situación y un ex número dos salpicado por escándalos que incluyen presuntas corruptelas sexuales pagadas con fondos públicos. En Portugal, un conflicto ético tumba un gobierno; en España, casos mucho más graves son rutina y el Ejecutivo se consolida.
El deterioro institucional no es algo súbito: se gesta tolerando pequeñas faltas que normalizan abusos mayores. Lo que en Portugal derriba a un primer ministro, aquí ni es noticia. Nos hemos acostumbrado a una clase política indecente que, día a día, eleva el listón de la inmoralidad.