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Sin Perdón

Un presidente zombi en La Moncloa

«Esta descomposición marca el final del sanchismo, aunque algunos crean que se pueden contener los daños»

Sánchez protagonizó la comparecencia más lamentable de su carrera política. A pesar de los esfuerzos de la izquierda mediática más fervorosamente sanchista intentando contener los daños, la realidad es demoledora. Es el mayor escándalo de corrupción de las últimas décadas y está aderezado, además, con todos los elementos de sordidez que podamos imaginar. Y lo más inquietante para el inquilino de La Moncloa es lo que puede salir. A estas alturas todo indica que hemos visto solo la punta del iceberg. Tras seguir su comparecencia y la escenificación elegida, incluido el maquillaje para provocar simpatía, me pareció un presidente zombi porque se comportaba como un autómata. Ni siquiera puede escudarse en la herencia recibida de un socialismo anterior, sino que eran sus personas de máxima confianza en el partido. Al final, hasta la izquierda mediática ha tenido que entrar en el escándalo y más cuando ha sido el propio Sánchez quien ha decidido condenar a Santos Cerdán con esa frase tan demoledora de que «nunca debimos confiar en él». El pequeño problema es que confió en ellos durante muchos años. Otro factor desestabilizador será Aldama, ya que ha demostrado que no era un fabulador en el mundo de farsantes, corruptos y corruptores del sachismo.

Hay que partir de la base de que los corruptos siempre mienten. En un primer momento lo niegan todo e incluso tienen la capacidad de convencer a los suyos, pero la verdad se abre paso con fuerza. Al final, queda acreditado que lo hicieron. Sánchez decidió crear un relato sobre una oposición que no aceptaba que fuera presidente del Gobierno y que todas las noticias eran invenciones. Al estilo de una mediocre película o serie de televisión se inventó una conspiración e incluso sus escribidores la llamaron la «fachosfera». Es una lástima, porque les falta ingenio y confirma el nivel del detritus intelectual que rodea al líder del PSOE. Esta descomposición marca el final del sanchismo, aunque algunos crean interesadamente que se pueden contener los daños como si los españoles no tuviéramos capacidad de discernimiento y nos hubiéramos convertido en unos borregos. Sus socios y aliados, especialmente Puigdemont y Esteban, deberán reflexionar si quieren unir su suerte a un final agónico con un presidente zombi y el mayor escándalo de corrupción de la democracia.

Francisco Marhuenda. De la Real Academia de Jurisprudencia y Legislación de España. Catedrático de Derecho Público e Historia de las Instituciones (UNIE)