Y volvieron cantando
Las Ritas moralmente superiores
La superioridad moral de la izquierda es en realidad una turbia justificación de chiringuitos al albur del dinero público
Hay que reconocerles a algunos voceros de la izquierda más australopiteca que, cuando se lanzan a mostrar su amoralidad, su impudicia y su indecencia a propósito de la defensa de determinados «valores», no tienen rival. Me llamó la atención esta semana una comparecencia ante la prensa de Rita Maestre, portavoz de Más Madrid en el Ayuntamiento de la capital de España –ya saben, un partido político que lleva camino de convertirse en «partida»– preguntada por la hipocresía de eso que llaman eterna superioridad moral de la izquierda. La respuesta de la exvicealcaldesa en la casi anecdótica etapa Carmena explica muchas cosas. «Por supuesto que somos moralmente superiores a la derecha». La afirmación no pasa por ser una mera alharaca en la defensa estratégica de un espacio a la izquierda del PSOE, es que Maestre, como muchos otros ayatolás de ese espectro político, está absolutamente convencida de lo que dice.
La que fuera uno de los emblemas más prometedores de la camada –política me refiero– de Iglesias, Errejón o Monedero se cree de verdad –y por eso lo profiere– que desde el PP se jalea la muerte de quince mil niños en Palestina, de la misma manera que se cree –porque se lo cree– que pronunciarse contra el aborto en según qué circunstancias es igual a defender la existencia de «un simple cigoto de quince días», por lo que en consecuencia debemos entender, dada esa clara y manifiesta superioridad moral frente a la derecha, que legislar chapuceramente para sacar a violadores de las cárceles antes de tiempo se corresponde con ese pedigrí. Que silbar y mirar para arriba brindando una vergonzosa complicidad cuando compañeros de partido son acusados de acoso sexual forma parte del linaje progresista. Que hacerse cómplices políticos de quienes manifiestan abiertamente su intención de acabar con el estado español resulta plural y democrático o que gastar el dinero público en señoritas de catálogo es un capítulo no explotado del manifiesto comunista de Marx y Engels.
La superioridad moral de la izquierda es en realidad una turbia justificación de chiringuitos al albur del dinero público y carta blanca para una amoralidad proporcional a la solidez de esta feligresía en la defensa sin fisuras de su argumentario bolivariano, pero también a los complejos de una derecha incapaz aun de reactivar su potencial carga ideológica. Ahí las «maestres» ganan por la mano.