
Circulación
La nueva etiqueta roja de la DGT ya está aquí: qué significa y por qué va a cambiar la movilidad en España
La Dirección General de Tráfico ha lanzado un nuevo distintivo que marcará un antes y un después

La movilidad en España está a punto de entrar en una nueva etapa. La DGT ha presentado oficialmente la conocida como “etiqueta roja”, un distintivo que en los próximos meses veremos en algunos parabrisas y que servirá para identificar a los coches autónomos que circulen en pruebas por nuestras carreteras.
Se trata de un paso más dentro del Programa Marco de Evaluación de la Seguridad y Tecnología de Vehículos Automatizados (ES-AV), una iniciativa estatal que regula los ensayos de conducción automatizada y remota en vías abiertas al tráfico.
Con este movimiento, España se suma a la lista de países que ya han creado marcos legales para introducir, de manera segura y progresiva, la movilidad sin conductor.
¿Qué coches llevarán la etiqueta roja?
No todos los vehículos estarán obligados a lucir este distintivo. La pegatina roja está diseñada exclusivamente para automóviles implicados en pruebas de conducción autónoma dentro del programa ES-AV. Es decir, coches dotados de sistemas avanzados de automatización que participan en ensayos regulados por la DGT.
La etiqueta, que deberá colocarse en el parabrisas, incluirá información clave: matrícula, número de autorización y un código QR que permitirá a los agentes de tráfico y autoridades verificar en tiempo real los datos del vehículo. Al igual que las etiquetas medioambientales ya conocidas, será fácilmente identificable a simple vista, pero en este caso con un enfoque tecnológico y de seguridad.
Un marco de pruebas en tres fases
El despliegue de la conducción autónoma no será inmediato ni improvisado. La DGT ha diseñado un sistema escalonado de tres fases para supervisar los ensayos, cada una con condiciones y requisitos específicos:
Fase 1: Controlada
Solo podrán participar hasta tres vehículos, siempre con un operador de seguridad a bordo. Están excluidos los coches con nivel 2 SAE (sistemas de asistencia al conductor sin autonomía plena). Además, solo podrán circular con placas temporales españolas y en entornos muy restringidos.
Fase 2: Extensiva
Amplía la capacidad hasta diez vehículos simultáneamente y permite operar en cualquier dominio operativo (ODD). El operador de seguridad seguirá siendo obligatorio, pero los coches podrán llevar matrículas temporales o definitivas españolas.
Fase 3: Pre-despliegue
Es el último escalón antes de una posible implantación comercial. Aquí se permite un número ilimitado de vehículos y el operador puede ser remoto, aunque ya no es obligatorio que vaya a bordo. También se abre la puerta a vehículos con matrículas definitivas de la UE y a modelos en fase de prehomologación.
Este modelo busca garantizar que la introducción de la conducción autónoma sea segura, verificable y escalable, evitando riesgos tanto para los usuarios de estos coches como para el resto de conductores y peatones.
¿Por qué importa esta etiqueta?
Más allá de su color y de la curiosidad que despertará en la calle, la etiqueta roja supone un cambio de paradigma. Hasta ahora, los vehículos autónomos eran vistos como algo lejano, casi futurista. Con este distintivo, la DGT establece un marco real y visible para su despliegue.
El objetivo es doble:
- Seguridad y control: la pegatina permite a las autoridades identificar de inmediato qué vehículos forman parte de ensayos autorizados y bajo qué condiciones circulan.
- Transparencia para la ciudadanía: los conductores y peatones sabrán que ese coche en concreto no se maneja de forma tradicional, lo que genera confianza y normaliza la convivencia con este tipo de tecnología.
España en la carrera por la movilidad autónoma
La puesta en marcha del programa ES-AV y la creación de la etiqueta roja posicionan a España como una pujante más de la movilidad inteligente. Según la propia DGT, el objetivo es fomentar la innovación sin descuidar la seguridad vial, garantizando que cualquier avance tecnológico se pruebe en un entorno regulado.
Otros países, como Alemania, Francia o Estados Unidos, ya han establecido marcos legales similares. Con este paso, España no solo se prepara para integrar el coche autónomo en su red viaria, sino que también abre oportunidades para que empresas tecnológicas y fabricantes realicen aquí sus ensayos.
Si todo avanza según lo previsto, en pocos años compartir carretera con coches sin conductor será tan habitual como hoy lo es ver un híbrido o un eléctrico. Así que, aún hay margen de tiempo. Y será esta pequeña pegatina roja la que nos recuerde que el futuro ya no está tan lejos.
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