Sin Perdón

Sánchez, el intrépido entrevistador

«Es el zorro de la Prensa. Al ministro Escrivá lo puso contra las cuerdas hasta que tuvo que reconocer los aciertos del gobierno»

No hay duda de que la Federación de Asociaciones de la Prensa de España y la Asociación de la Prensa de Madrid tienen que darle a Sánchez el carné de periodista con el número 1. Hay precedentes históricos en nuestro país y en el extranjero. Es una petición objetiva y que no busca favorecerle electoralmente. A Obama le dieron el Premio Nobel de la Paz sin haber hecho nada. Tras ver el nivel de las entrevistas que ha realizado es difícil permanecer indiferente ante su agresividad dialéctica, profundidad y talento innato para olfatear la noticia. Es el zorro de la Prensa. Al ministro de las pensiones, José Luis Escrivá, lo puso contra las cuerdas hasta el punto de que tuvo que reconocer los aciertos del gobierno. No hay más que ver cómo se resistió, pero, finalmente, cayo rendido ante los encantos del gran gurú de la economía española.

En el caso del ministro del campo, los ríos y los mares, Luis Planas, me recordó a Cicerón y el amor que tenían los romanos por la vida sencilla. El gran orador consideraba que «la agricultura es la profesión propia del sabio, la más adecuada al sencillo y la ocupación más digna para todo hombre libre». Es lógico que Sánchez, el político que salvó Doñana de las fauces del malvado Juanma Moreno, muestre su pasión desenfrenada por estos temas. Es una lástima que los andaluces no premiaran sus desvelos por proteger su residencia veraniega. No lo entiendo. Hay que promover que convierta La Moncloa en una finca modélica destinada al cultivo de productos ecológicos y la ganadería moderna. Planas podría dirigirla con la maestría que demostró durante el audaz interrogatorio al que fue sometido por el «periodista» Sánchez. Es una lástima que estemos en el final de su presidencia, porque podría haber mostrado esta sensibilidad al principio. Ha sido el rey del plasma al igual que Rajoy, se ha distanciado de los medios (salvo los afines) y no ha concedido entrevistas. Es curioso que esta obsesión, que me recuerda cuando era tertuliano y nunca decía que no a un programa, le haga coincidir con su enemigo Iglesias.

Francisco Marhuendaes catedrático de Derecho Público e Historia de las Instituciones (UNIE)