Opinión
Los sátrapas globalistas de la Agenda 2030
El pacto de Sánchez con Podemos, ERC y Bildu –no solo con EH Bildu, como quieren hacer creer desde las terminales políticas y mediáticas sanchistas– ha sido demoledor contra él
El pacto de Sánchez con Podemos, ERC y Bildu –no solo con EH Bildu, como quieren hacer creer desde las terminales políticas y mediáticas sanchistas– ha sido demoledor contra él por obvias razones, y ahora hay una estrategia para pretender homologar este acuerdo con los que alcance el PP con Vox. Lo más inteligente es que el PP no se someta a ese juego en Extremadura y en otros lares donde la aritmética lo haga necesario. ¿Es acaso Vox un partido anticonstitucional? La respuesta es tan obvia que hay que buscar otro motivo que justifique el cordón sanitario que se le pretende imponer. Y es muy claro: se trata de su insumisión a la Agenda globalista 2030 –esa que luce con orgullo Sánchez en la solapa– y a la ideología de género.
Es muy llamativo que en una democracia liberal y parlamentaria se pueda discrepar y criticar a todas las ideologías salvo esta tan antinatural como extremista. En ella la libertad de expresión y de crítica tiene un muro infranqueable, tanto que su oposición se ha tipificado como un delito de odio en el Código Penal, con una Fiscalía específica para perseguirlo. Por si no bastara esa discrepancia, Vox también se desmarca de las políticas antinatalistas y reductoras de la población que acompañan a la ideología LGTBI+, con el aborto y la eutanasia como medidas para limitar la vida en su comienzo y final natural. La religión climática, la ecosostenibilidad y la «inclusión» sexual completan ese metaverso en el que hay que aceptar vivir sin osar salirse del perímetro de la corrección política, establecido por quienes nadie ha votado, constituidos en sátrapas globalistas ante la sumisa aceptación de la población mundial.
Con Sánchez ha sido así en España, y confiamos en que con Feijóo tenemos posibilidades de seguir a los fineses y a los italianos entre otros, y no sea aplicable el aforismo de «los mismos perros (con perdón) con distintos collares». De momento, la prueba del nueve parece ser no aceptar ese «diktat» de los tiranos globalistas, como ha hecho la PM italiana Giorgia Meloni. Estos conspiradores –«el poder oculto en la sombra»– ya se encargan de descalificar como «conspiranoicos», señalar y censurar, a quienes osan transitar por rutas vedadas al discernimiento libre en busca de la Verdad. Porque saben que ella convierte al hombre en realmente libre y constituye un dique de contención frente a su ambición de poder ilimitado. Los globales estados de alarma –aquí, además inconstitucionales– han sido experimentos para conseguir la merma de la población y su control mediante el miedo. Pero no prevalecerán.
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