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Insensateces

On the road

El Boss osó el otro día, al inicio de su gira europea en Mánchester, criticar a la administración de Trump

Miren, a mí me encanta Bruce Sprinsgteen. Me gusta escuchar un par de temitas suyos, con su Mary in the kitchen y él con su car on the road, porque siempre suena todo a que él está por ahí, viviendo su vida, por aquellas carreteras enormes e inmensas y hay una mujer que le espera, con toda su paz, cocinando un rico cerdo en su cocina. Con un par de temas tengo yo bastante. Pero eso no es óbice, obstáculo o valladar para saber que es un músico estratosférico que lo da todo en cada concierto en directo y que, al menos, una vez en la vida, hay que verle. El Boss osó el otro día, al inicio de su gira europea en Mánchester, criticar a la administración de Trump y dijo de ella que era «corrupta, incompetente y traidora» y el presidente de su país ha tenido la ocurrencia de responderle llamándole sobrevalorado y afirmando que no tiene talento. Y, para rematar con una buena verónica, le amenaza. «Ese rockero reseco (tiene la piel atrofiada) debería mantener la boca cerrada hasta que regrese al país. Entonces veremos qué le pasa».

El paradigma de dirigente estúpido lo hemos encontrado en Estados Unidos y, desgraciadamente, ya lo conocemos en otros lugares del mundo. Y no porque no le guste Springsteen, sino porque no es capaz de tener la boca cerrada ante una crítica, porque cree que ese es su cortijo, porque no va a respetar a nada ni a nadie ni va a considerar que la democracia es una forma política donde se admiten las opiniones a la contra. Trump es tan letal, tan peligroso, tan absolutamente patán, que es incapaz de contemplar ni siquiera la posibilidad de que la cultura, un patrimonio importantísimo que aporta Estados Unidos al mundo, pueda pronunciarse con libertad. Y no lo es por amenazar claramente al cantante, sino porque su pequeñez, su poquedad intelectual, su ignorancia, es un drama infinito. Quizá, la buena noticia, es que esté provocando lo contrario. Que todos empecemos a leer que Mary esté en in the kitchen y que el Boss pase horas in his car on the road se convierta en algo contrarrevolucionario. Todo podría ser con el señor naranja que gobierna el mundo.