Res non verba
Cerdán y los visitadores
El Comité Federal de este sábado va a ser el comité del miedo. Miedo a lo que todavía puede salir. Miedo a lo que puedan hacer Ábalos y Koldo
Entrar en el trullo sin billete de vuelta no debe ser fácil. Hacerlo simplemente como periodista ya te deja una extraña sensación de batiburrillo desabrido, de olor metálico y sonidos penetrantes. Una desazón que te remolonea en la cabeza y se te pega a la ropa hasta que vuelves a incorporarte a tu vida habitual. Dicen que, al principio, lo peor, además de la falta de intimidad, es el síndrome de hipervigilancia, ese desasosiego que no te deja bajar la guardia. Algunos se acostumbran, otros no. Eso no quita para que algunos ilustres políticos hayan llevado razonablemente bien la «Chirona Experience». Rato y Bárcenas usaron la inteligencia emocional: aprovecharon la despersonalización que sufres ahí dentro para interpretar el papel de hermano mayor de los compadres que te encuentras por el camino.
Si sabes de economía o gramática, te pones a dar clase a los compis iletrados y así das un sentido noble a tu estancia en el hotel con barrotes. Los golpistas del 1 de octubre lo tuvieron más fácil porque hicieron grupito de «indepes» en la mazmorra mesetaria, con la paz de saber que Sánchez les estaba cocinando el indulto y que ya tenían aventura patriotera que contar a los nietos. Uno de ellos, Jordi Sánchez, fue tan cansino con su proselitismo que el peruano que le hacía de preso sombra pidió el traslado de celda. El pobre descendiente de Atahualpa dijo que no podía más con la matraca separatista. No dar importancia al quechua de tus antepasados para que venga un nota de Barcelona a ponerte la cabeza loca con el catalán en Soto del Real. Menuda doble condena.
Algunos ilustres políticos llevaron bien la "Chirona Experience"
Ahora es Santos Cerdán el que ha pasado, en 18 días, de ser el poderoso secretario de organización del PSOE a tener en la mano un kit de higiene personal y contestar las preguntas del protocolo de ingreso. Todo un trance, incluso para alguien acostumbrado a disimular las emociones con la frialdad con la que comenzó a leer el informe de la UCO en su escaño del Congreso. Cierto es también que Cerdán no tuvo demasiado tiempo para pensar. A las tres horas ya tenía la primera visita ilustre: Jacobo Teijelo, del «Comando Fontaneros», al que Cerdán conoce de sobra. Teijelo, cazado en los trabajitos para desprestigiar a la UCO junto a Leire la nini (ni fontanera ni cobarde), es abogado especialista en la anulación de causas judiciales. Algo así como la antítesis de Choclán, el letrado que lleva a Víctor de Aldama y al resto de personajes que, con sus grabaciones, reventaron el tinglado a los «fontaneros» socialistas. Choclán apuesta por pactar con la Fiscalía y Teijelo prefiere que la causa descarrile.
El espectáculo de la rueda de prensa de Leire, con Aldama dándole el siroco, no fue más que la colisión sobreactuada de ambas ganaderías a ojos a de todo el mundo. Luego está Benet Salellas, que es… bueno, Benet Salellas, un «indepe» de la CUP recomendado por Puigdemont y que solo sabe tocar la canción de los presos políticos. Así le ha ido a Cerdán. Cuando se quiso dar cuenta estaba preguntándose a qué hora se cena en Soto del Real. Normal que el autoproclamado «arquitecto» del «sanchismo» no haya tenido problemas en recibir a Teijelo, demostrando que, bajo el radar, su cordón umbilical con el PSOE no se va a romper fácilmente.
En lo político, Cerdán es Sánchez y Sánchez es Cerdán, por más que el presidente haya estado en la Cumbre de la ONU en Sevilla como si no fuera con él la cosa. El Comité Federal de este fin de semana va a ser el comité del miedo. Miedo a lo que todavía pueda salir. Miedo a lo que puedan hacer Ábalos y Koldo. Miedo a no controlar los acontecimientos.
Precisamente, lo inesperado, un informe de la UCO o que Cerdán se quiebre en chirona, es lo que podría sacar de pista al cuarto pasajero del Peugeot. A estas alturas va quedando claro que la única línea roja que podrían no saltarse los socios es una condena en firme del PSOE por financiación irregular. El resto son metas volantes que sortearán con enormes dosis de cinismo. Junts está en un momento Gabo, suspirando porque Puigdemont no tiene presunto corrupto que le escriba. El PNV observa con incomodidad el pufo que le haya podido dejar Geroa Bai en Navarra, y Yolanda Díaz anda estos días haciendo un homenaje a la saga «Padre no hay más que uno». Va por ahí tirándose de las coletas, como Paulita, mientras grita: «La corrupción cero sí existe» y, cuanto más grita, más se descojona Sánchez.
Ayer, Díaz mandó a Urtasun, con su aire de radical chic de la «upper Diagonal», a descolonizar la corrupción del PSOE. El PSOE sonrió para sus adentros. La trama ya actuaba antes de llegar a Moncloa y el Frankenstein solo usa la ideología como embeleco para el desguace del Estado. Sánchez siempre como coartada. Y lo malo es que, a la Constitución, con el aval a la amnistía, ya le han quitado el candado para que le quepa el desguace que haga falta.