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Traición

Si alguien puede derrocar a Putin es ese brutal grupo de mercenarios que tan buenos servicios le ha prestado hasta ahora

El traidor, antes de serlo, fue por definición un elemento bien integrado en algún grupo humano. Solo se puede traicionar lo que se ama. O se amó. El traidor es un estafador a lo grande porque «vende» y defrauda a su familia, país, amigos, religión… Salda todo eso considerado desde siempre «lo más sagrado», traiciona lo que, antes de consumarse la traición, formaba parte de su propia esencia de traidor. Por eso, de alguna manera, el traidor también lo es a sí mismo, pues a quien primero apuñala por la espalda es a su propio yo, a su ser. La ley siempre fue en todo el mundo (excepto España) poco piadosa con los traidores. El delito se suele calificar de «alta traición» (a la nación), porque la «baja» traición, la pequeña, se deja para el ámbito privado, conlleva heridas íntimas pero no delitos públicos, a no ser que implique auténticos crímenes con lesiones o muerte. Efialtes de Tesalia es uno de los grandes traidores de la antigüedad, figura que ha traspasado los siglos por haber traicionado al rey espartano Leónidas. Fue el chivato del rey persa Jerjes, a quien ayudó a buscar un camino alternativo al paso de las Termópilas (480 a. D. C.) donde lo esperaba el bravo Leónidas. Los traidores son figuras antipáticas, no gustan ni a los criminales más feroces. Putin lo sabe, quizás por eso ha calificado al jefe de los mercenarios Wagner como «traidor a la patria». Si alguien puede derrocar a Putin es ese brutal grupo de mercenarios que tan buenos servicios le ha prestado hasta ahora. Putin desea que sus vasallos ciudadanos lo identifiquen con la madre patria, pero él no es Rusia a pesar de que se escude detrás de ella para cometer fechorías. Y no es lo mismo traicionar a la madre patria que derrocar a un tirano que tantas traiciones ha tenido que perpetrar para mantener su tiranía. Claro que, si la rebelión, o traición, saliera bien, el sustituto de Putin podría ser alguien que… Bueno, mejor no pensarlo. Todavía.