Caza humana en directo
El cerco a los dos sospechosos del atentado de Boston fue narrado por la Policía local a través de su cuenta en Twitter
Tragedias como la de los atentados con bomba en la maratón de Boston la pasada semana, que se cobró la vida de tres personas y que provocó casi 200 heridos, son un claro ejemplo de cómo las nuevas tecnologías han cambiado nuestra forma de mantenernos informados y nos han llevado a una hiperconectividad en la que la propia realidad se convierte en un embudo incapaz de contener un volumen de información desbordante y, sobre todo, no verificable.
Desde el momento mismo de las explosiones, grabadas por multitud de cámaras de vídeo tanto de las cadenas de televisión que cubrían la carrera como de los propios aficionados, hasta el aluvión de imágenes de sospechosos colgadas por ciudadanos en páginas web y redes sociales, se puso de manifiesto que lo que a priori podría facilitar el trabajo de las autoridades también podía complicarlo. A las 24 horas de los hechos, numerosos ciudadanos habían subido a páginas web fotografías de sus «propios» sospechosos, cada una de ellas con su correspondiente teoría de la conspiración: ahora lleva mochila y ahora no, mira en dirección contraria a donde mira el resto, lleva una gorra sospechosa...
Paralelamente, esa necesidad de los medios de comunicación de aportar información donde aún no la había hizo que proliferaran las noticias falsas o no contrastadas. Tanto es así que durante la noche del miércoles fueron muchos los diarios on-line de todo el mundo que informaron de la detención de un sospechoso, noticia que partió de la CNN, y que unas horas más tarde tuvo que ser desmentida por las propias autoridades, aunque sí reconocieron que tenían las fotos de los sospechosos.
Pero quizás lo más apasionante de esta carrera mediática desenfrenada estaba aún por llegar. A lo largo del jueves pudimos seguir casi en directo la caza al hombre emprendida por la Policía en Boston contra los dos sospechosos. Las noticias se iban conociendo al instante, tanto por la labor de los propios medios de comunicación estadounidenses como por lo que iban contando los ciudadanos en las redes sociales o la propia Policía de Boston en su cuenta de Twitter, que iba informando a la población de que se mantuviera encerrada en sus casas o de la suspensión de los servicios de transporte. El colmo del espectáculo llegó la madrugada del jueves al viernes (la tarde noche del jueves en Boston), cuando el cerco al más joven de los hermanos chechenos acusados de los atentados se iba cerrando. En un momento dado me vi a las dos de la mañana viendo la CNN, consultando por internet las web de los periódicos locales y el Twitter de la Policía de Boston y contemplando a través de Google Maps una imagen aérea del lugar en que el terrorista estaba escondido: un barco aparcado en el patio de una casa de la ciudad de Watertown, perfectamente visible en las imágenes vía satélite de esta popular herramienta.
Al final, poco antes de las tres de la madrugada, casi en el mismo instante en que estaba ocurriendo a miles de kilómetros de distancia de mi casa, supe que había sido detenido. «The suspect #2 is in custody», decían los titulares de la CNN. A las 2.58 ya del viernes, hora española, la cuenta de Twitter del Departamento de Policía de Boston colgaba el siguiente mensaje: «CAPTURED!!! The hunt is over. The search is done. The terror is over. And justice has won. Suspect in custody». Ya me podía ir a dormir tranquilo.
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