Ciencias humanas

El impulso de las ciencias sociales

La Razón
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Las Ciencias Sociales conocen aplicaciones de gran importancia que muchos consideran más trascendentales que las de la Física Nuclear. En la perspectiva histórica, Bonner, Hill y Wilber han sugerido que ello se debe al esfuerzo hecho por países totalitarios en el siglo XX, pues la publicidad que al respecto han hecho naciones consideradas «países capitalistas» y movimientos intelectuales o psicológicos, así como las protestas juveniles «revolucionarias», han informado de modo decisivo de los múltiples cambios operados en el pensamiento, más que en los temas de las ciencias sociológicas, por su fuerza y robustez. Sin embargo, sorprendentemente, hay que enfocar la condición de quien quiere considerarse ciencia, o quiere adherirse, mucho más intensamente, a una aproximación filosófica cartesiana.

Pese a esta aproximación táctica, la Sociología ha quedado a considerable distancia de conseguir regulación entre la «teoría» y la «práctica». Es decir, sufre un distanciamiento respecto a las ciencias físicas, que son las que en este momento histórico lo establecen. La «práctica» avanza más que la «teoría» en la Sociología, y es preciso tener en cuenta este desfase para poder considerarlo equiparable, pero intenta regularizar la distancia y ello le hace atribuirse el empleo de la crítica filosófica. Pese a lo cual, la distancia, de fase entre «teoría» y «práctica» aumenta. ¿Cuál es la razón del desfase entre «teoría» y «práctica» en las Ciencias Sociales? Resulta imprescindible conocer la razón de esta diferencia para estar en disposición de poderlos equiparar en la dinámica definidora de ella.

En 1770 esto era un hecho y en 2016 continúa siéndolo. Parece ser que «teoría» y «práctica» siguen caminos diferentes en sus respectivos análisis de investigación, tomados del común científico de ciencias humanas, lo que origina la imposibilidad de evitar la eficacia en la investigación, evitando las filosofías sociales que pretendidamente reglan las ideas de organización de la «coherency»; sin llegar a profundizar en la variable del grupo humano. ¿No es, entonces, posible la creación de una ciencia autónoma?

Ilustres profesores iniciaron en el siglo XVIII esfuerzos para conseguirlo, pero sin lograr tal objetivo, porque uno logró continuidad, aunque por vía filosófica sí se pudo lograr un espíritu objetivo, sobre el cual debe ceñirse el ideal del análisis de estructuras de coincidencia histórica temporal. Tanto en el perspectivismo alemán como en la historia social se habla de «ciencia social», y también sobre el «long running» (largo recorrido) se ha asentado con firmeza la conceptualización de la realidad pensada o imaginada, aproximadamente cercana a la idea de los procesos históricos y el «ethos» sociológico. Sobre todo ha dado como resultado en la investigación social la necesidad de una especialización más próxima a la historia-realidad que a la historia-estudio. Análisis historiográficos hechos por los historiadores juntos en el tiempo; cuando los distintos «conjuntos» aportados son siempre diferentes, los tiempos distintos, los momentos de diferentes raíces y las motivaciones que ocurren cuando menos paralelos, se origina que las unidades de base sean «circundantes», ¿será quizá posible aproximarse a la teoría sociológica? Con gran garantía acumulativa por el impulso moral del desarrollo del pensamiento cristiano y los efectos modificativos de los modos de pensar en el ámbito social. Junto al impulso moral de la religión cristiana en los más de dos mil años de vivencia de los impulsos sociales de unidad y direcciones focales, junto con las distintas tensiones jurídicas de la ley y el derecho.

El impulso moral del ejercicio cristiano social y la participación de los hombres en el derecho y la moral encauzan qué hechos sociales y factores técnicos creados por los hombres produjese la formación de sabios centrados en los distintos recodos del mundo social en cada sector cronológico que se esté estudiando hasta alcanzar un tiempo largo de recreación de funciones y conseguir la observación directa intensiva que permita la «medida de actitudes» en un arco de tensión sistemático.