Nacionalismo
Políticos refrescantes
Aquarius es uno de los mayores éxitos de la compañía Coca Cola en España, y publicitariamente resulta admirable cómo ha conseguido construir una estrategia de comunicación absolutamente diferente, original y exitosa. A partir del concepto «el ser humano es extraordinario», que como diría una abuela igual vale para un roto que para un descosido, la bebida de deportistas sin apenas ventas transformada luego en refresco sin gas con gran éxito ha presentado en sus anuncios personajes de lo más variopintos: locos de psiquiátrico que hacen radio, constructores de catedrales con materiales reciclados, carpinteros de ataúdes de colorines, condenados injustamente a muerte, que hacen el Camino de Santiago cuando son liberados... También defendió algunas causas insólitas, como ayudar a personas que querían cambiar de nombre o buscar ciudadanos que quisieran ser «adoptados» por un pueblito. Y para este verano da una nueva vuelta de tuerca: lanza una campaña para rendir «homenaje a los políticos» que de puro surrealista no puede dejar a mucha gente indiferente.
Con un estilo cercano a «Muchachada Nui», el mensaje que transmite parece ser que algunos políticos se podrían salvar entre una inmensa mayoría de impresentables. Los ejemplos que pone el spot son tres alcaldes cuyas decisiones demuestran una clara vocación de servicio público: el primero, de Sisante, estaba dispuesto a bajarse el sueldo para que se pudiese pagar un médico por la noche; la segunda, de Torredolones, renunció al coche oficial; y el tercero, de Albal, se enfrentó a un banco para parar el desahucio de un vecino. Son tres alcaldes reales que aparecen en el anuncio como personajes publicitarios, «políticos sin secretaria de la secretaria del secretario» y que «no están solos», pues «hay más políticos extraordinarios que consiguen que no perdamos la fe en el ser humano».
Lo realmente transgresor del anuncio es que los políticos que aparecen, más allá de la «dramatización publicitaria» que les hace aparecer como vaqueros o conductores de rallies y de que se hayan prestado a anunciar un refresco, son presentados como auténticas excepciones a la regla. Vamos, que sí, que para Aquarius y su agencia Sra. Rushmore hay algunos políticos buenos, e incluso algunos extraordinarios. Pero cuando incluso esos «buenos políticos» necesitan una campaña de imagen pagada por una marca de refrescos, es que tienen realmente un serio problema.
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