Historia

Venezuela

¿Revolución bolivariana?

¿Puede considerarse que los principios, ideas y acciones que inspiró la revolución de Chávez son bolivarianos? Rotundamente, no

¿Revolución bolivariana?
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El análisis histórico necesita disponer de perspectiva teórica, amén de la lógica, para estar en disposición de emitir opinión sobre los hechos, cuando éstos hayan adquirido la condición de proceso, perdido su relativismo individual y adquirido especificidad verdaderamente histórica.

Resulta, además, conveniente seguir un hilo conductor que vertebre el conjunto, tanto espacial como temporal, para alcanzar una posición comprensiva de la realidad, pues ello constituye el objetivo fundamental de la Historia. En el caso que nos ocupa existe un alto nivel de contemporaneidad «long runn», que se inicia en el siglo XVI, cuando ocurre la integración del Nuevo Mundo americano en la órbita cultural y política de la España de los Reyes Católicos. Ello supuso la creación de un orbe ibérico sobre el anterior mundo indígena y el inmediato comienzo de dos núcleos, uno mestizo y otro criollo; todo ello culmina en el siglo XVIII en la independencia.

Desde el punto de vista del paisaje geográfico son significativas las notables diferencias que se aprecian en Venezuela entre la costa y los Llanos; entre las imponentes alturas de los Andes y la jungla del río Orinoco, de espesos bosques, se generan riquezas minerales y alto potencial de energía hidroeléctrica; o bien la fuerte cantidad de mineral de hierro de Cerro Bolívar y El Pao, en contraste con los pozos petrolíferos de Maracaibo, cuya acelerada producción ha convertido a Venezuela en el primer exportador mundial. Contrastes muy marcados, exactamente como ocurre con el carácter de sus habitantes: nada más distinto que un andino, cauto y ensimismado, en relación con un llanero unido a su montura y su paisaje, mientras el caraqueño y el habitante de los Valles ofrecen conductas psicológicas de gran versatilidad personal.

El sistema básico de propiedad, y las diferencias étnicas, sociales y políticas hacen, pues, casi imposible otra forma de gobierno que no sea la concentración del poder en una o pocas manos. En consecuencia, el monopolio de la administración de la alta renta del petróleo, tanto en régimen de dictaduras caudillesca, como en los posibles accesos a formas predeterminadas de democracia liberal, constituye un importante factor nutricio financiero del Estado. En el juego de estructuras sociales y económicas, en paralelo con las instancias hipernacionalistas, entendidas como rechazo al «imperialismo» económico norteamericano, debe destacar la coincidencia con dos modelos políticos de alta incidencia en la opinión populista venezolana: una actitud procastrista, apoyada en principios de inspiración «troskista»; otra anclada en el comunismo soviético de la etapa Brezhnev, bautizada con el nombre de «síndrome de las Malvinas», según la cual todos los ejércitos que se mantienen mucho tiempo en el ejercicio del poder, pierden las cualidades militares, sin apreciar el grado de decadencia profesional hasta que se produce una prueba militar clásica.

Tan compleja serie de factores históricos, que es imprescindible tener en cuenta, promovió la aparición de movimientos revolucionarios, a partir de la caída de la dictadura del general Pérez Jiménez (1958), asociado al movimiento guerrillero venezolano, vigente en la década de los años cincuenta hasta una buena parte de los sesenta. En la mentalidad surgió el Movimiento Bolivariano Revolucionario (MBR-200), en el seno de las Fuerzas Armadas, dirigido por oficiales en activo, como el comandante Hugo Chávez Frías, el 4 de Febrero de 1992. El fracaso del golpe condujo a Chávez a la prisión, aunque el 26 de marzo de 1994, se benefició del indulto otorgado por el presidente Rafael Caldera.

Desde entonces, Chávez promovió una gran movilización política, apoyada en cinco ideas fundamentales: conversión de la propia imagen de Chávez en alternativa política, conseguir una transformación nacional orientada al ideario de Bolívar; en lugar de la institución del Congreso Nacional, creación de una Asamblea Constituyente; montar una organización política propia, denominada «Movimiento Quinta República» (MVR), como representación legal MBR-200, por último, establecimiento de alianzas con grupos y partidos de orientación izquierdista radical. En las elecciones del 6 de diciembre de 1998 –en la que se produjo una abstención del 46% y un total de votantes de cinco millones novecientos mil– Hugo Chávez obtuvo el 56.20% de los votantes y el MVR, el 40.17% de los votos. A partir de este momento se inicia el gobierno, que se confunde con un intento fuerte de revolución integral, pretendidamente incluso moral.

¿Puede considerarse que los principios, ideas y acciones que inspiró tal revolución son bolivarianos? Rotundamente, no. En primer término la situación histórica de la época de Bolívar y la propia «revolución de independencia» de éste nada tienen que ver con la ultracontemporánea de Chávez. Obsérvese la vida de Bolívar (1783-1830). La época es un proceso universal de alto predominio de política internacional: en 1783, fecha del nacimiento, Inglaterra reconoció la independencia de las Trece colonias y, con ello, el triunfo de la ideología revolucionaria de la burguesía colonial, junto al liberalismo que podría considerarse la «izquierda política». En 1830, fecha de la muerte, concluye el fenómeno de la Restauración, frente al de la Revolución y, en consecuencias, la afirmación conservadora del supuesto «maiestas, autorictas, potestas», frente al principio republicano romano de «maiestas populi» que, teóricamente, descansa en el poder civil, aunque inevitablemente oligárquico. En segundo término, por los indicativos estadísticos expuestos, es muy claro el indeterminismo de las estructuras epocales respecto a las propias dimensiones ideológicas, políticas, sociales y culturales: la inserción histórica bolivariana ocurre en una Venezuela regionalmente inserta en la América de las Plantaciones, en concreto en torno a la producción de cacao, del que Bolívar, por herencia familiar, era el más importante empresario del bloque andino de la Gran Colombia, base de su pensamiento ilustrado entre el «federalismo democrático» y el «Conservadurismo oligárquico», que de ninguna manera constituye el objetivo político «chavista», fuertemente impregnado de un hipernacionalismo de afirmación de la independencia económica, teñida con fuertes trazos de apoyo en ideologías marxistas, y centrada en el libertarismo y la «teoría de los derechos» de Nozick, que afirma: asumir que todos tienen los bienes que actualmente poseen –sus «pertenencias»– implica una distribución justa. Así, sencillamente sería justa cualquier distribución resultante de los libres intercambios entre las personas. Basta que la situación se considere justa para que la distribución resultante de transferencias sea en sí misma también. Aquí radica, en la configuración doctrinal, la conversación del Estado en un mínimo, limitado a estrictas funciones de protección, pero sin obligación de atención a la educación, atención sanitaria estatal, transportes etc. Simplemente compárese con el discurso de Angostura de Bolívar para estar en clara disposición de establecer intelectualmente una notoria diferencia, no ya de tiempo histórico-cultural, sino también de aspiración de la población, diversa, aunque no antagónica, de la época de la revolución bolivariana.