Historia
Universitas
El emperador Vespasiano fue el primero que otorgó remuneración a los maestros encargados de enseñar el arte de la Elocuencia a los jóvenes destinados a ocupar cargos al servicio del público
El vocablo «universitas» aparece en el amanecer del siglo XII; designa originalmente una hermandad de maestros y escolares constituyendo una comunidad, sin ningún impedimento político ni de frontera, para trabajar y cumplir un servicio y reunir los materiales del saber esparcidos, dándose como misión formar la unidad de todas las ciencias principales y accesorias. Acaso un proyecto excesivamente pretencioso de tareas intelectuales. Se entendía y conocía con voces más modestas como «studium generales» o «studium».
Desde la más remota antigüedad se crearon «escuelas» de sabios y estudiosos, como las «escuelas sacerdotales» de Egipto, de la India, de los judíos. Conocida es la escuela del Ática en Grecia o la de Alejandría, en las que la Filosofía, abarcando todo el saber humano, confirmaba la enseñanza principal. Estas escuelas, a través de la relación política y social, confluyeron a través del Helenismo en Occidente y en la república de Roma, creándose instituciones de conocimiento y valoración de saberes. El emperador Vespasiano fue el primero que otorgó remuneración a los maestros encargados de enseñar el arte de la elocuencia a los jóvenes destinados a ocupar cargos al servicio del público. El emperador Antonino fundó en las ciudades más importantes las escuelas «imperiales» y Adriano creó el «Atheneus». De este modo, el sistema administrativo se dotó de un personal preparado, conocedor de todos los datos pertinentes para el buen servicio ciudadano.
La caída del Imperio romano y el movimiento inmigrante de los pueblos extranjeros coinciden con la conversión del Imperio al cristianismo y con el fenómeno del paso entitativo del Imperio a la Iglesia del principio de la autoridad de los saberes y correspondiente planteamiento del sistema de la transmisión de conocimientos y procesos educativos, manteniendo la cooperación de escuelas, primero monásticas y más adelante catedralicias, hasta la creación de escuelas que fueron durante mucho tiempo los únicos establecimientos educativos, aunque con sectores de conocimiento limitado.
Poco a poco, surgieron maestros que enseñaban nuevas ciencias, que constituyen los fundamentos de las universidades y abrían camino para la educación formativa. En el siglo XIII, e incluso desde el XII, hubo en París maestros universitarios distinguidos y una gran muchedumbre de jóvenes deseosos de acceder a los saberes. Simultáneamente, Bolonia se especializó en Derecho romano y desde 1158, en virtud de un decreto del emperador Federico I, se otorgó a la Universidad jurisdicción independiente. El aumento numérico de profesores y escolares hizo imprescindible introducir divisiones en relación con las especialidades del saber, así como «grados». El emperador Francisco II fue el primer soberano a quien se solicitó, y que autorizó, la creación de una Universidad, que fue la de Nápoles, en 1229. Los primeros docentes universitarios no estuvieron a sueldo del Estado. Atendían a su subsistencia con la retribución voluntaria de sus oyentes. El estipendio fijo de los maestros no se fijó hasta más adelante, nunca antes del siglo XVI. De este modo surgieron los dos estamentos que serían base y clave de la Universidad: «maestros» y «discípulos». Ayuntamiento de escolares y maestros para conocer los saberes, dijo en el siglo XIII el rey de Castilla, Alfonso X el Sabio.
La Universidad es una creación del Medioevo en la Cristiandad Occidental, como corporación autónoma para enseñar, aprender y educarse intelectualmente. Sus grados fueron válidos en toda Europa. Las primeras creadas en América fueron las de Santo Domingo, México en Nueva España, Santa Rosa de Lima en Perú y Santo Tomás en Manila. Tras una etapa decadente en los siglos XVII y XVIII, se produjo un poderoso resurgimiento en época contemporánea, con variables fundacionales y modelos nacionales como el francés de Napoleón («Universidad Imperial», 1806), el británico (Oxford y Cambridge). En España, el poeta Quintana, en las Cortes de Cádiz, pidió la creación en Madrid de la «Universidad Central». El objetivo y fundamento de las Universidades fue la investigación, tanto en Humanidades como en Medicina, Historia, Ciencias Naturales, Ingenierías técnicas, Ciencias religiosas y Teología.
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