Y el sándwich llegó a España

Hace 75 años Antonio Rodilla abría su primer establecimiento en la madrileña plaza de Callao, donde vendía los productos de su charcutería con su propio pan. Sus embutidos eran buenos, pues no en vano Rodilla procedía de Guijuelo (Salamanca), pero el éxito sobre todo se debió a la innovadora idea de introducir en España el concepto de «sándwich», ese emparedado con pan de molde habitualmente más ligero que el tradicional bocadillo. Habría que esperar a la década de los 60 del pasado siglo para que llegase el sándwich de ensaladilla, su producto estrella desde entonces, del que despachan actualmente más de 3 millones de unidades anuales.

Hoy día, con más de 100 establecimientos y formando parte del Grupo Damm desde 2012, Rodilla celebra su 75º cumpleaños como una de las cadenas de más éxito, luchando con las más potentes multinacionales, y en pleno proceso de modernización y cambio, en el que ha invertido cinco millones de euros. Busca afrontar el futuro con un nuevo modelo de negocio, una estrategia de marketing que potencie la marca, la comunicación y la orientación al cliente, y una nueva identidad visual.

La campaña con la que celebra el aniversario, obra de la agencia The Blend, da todo el protagonismo a los clientes, todas esas personas que durante décadas han comido en Rodilla, marca que para muchos es casi genérica del sándwich en España. Como ya es habitual, la campaña no se limita a los anuncios de televisión y otros medios, pues cuenta con numerosas acciones y experiencias en las que se intentará lograr la máxima participación, desde promociones en Facebook a un gran acto festivo en la misma plaza madrileña de Callao el sábado 29 de marzo, con actuaciones musicales y el objetivo de batir el récord Guiness de gente cantando el «Cumpleaños feliz».

La lección de Rodilla está posiblemente en el mensaje de su spot para los consumidores: «En cada época en las que has ido cambiando te hemos seguido, pero sin dejar de ser nunca nosotros mismos». Una marca que se ha ido adaptando desde sus comienzos tradicionales y que siempre ha logrado conectar con sus consumidores con un producto simple pero bien hecho, y sin perder sus signos de identidad. Algo que parece tan fácil pero que puede resultar complicado, cuando en tantas ocasiones se han visto cambios y modernizaciones radicales que han llevado al fracaso.