El buen salvaje

La Vox humana

Los populares deben seguir con sus pactos, no es necesaria tanta prisa, joder, con los que sus votantes les han obligado a pactar, que no es con Sumar, aunque nos gusten poco

Cierta facción piji del PP, que luciría bien en la revista «Lifestyle», y por supuesto tomando cava en el aperitivo (conmigo), mira a los de Vox como si fueran Ana Magnani en camisón arrastrada por el suelo mientras habla por teléfono con su amante para evitar que la abandone para siempre. La Voz humana. Ya han olvidado que los de Vox han aprendido a que no le roben el bolso de Gucci por lo que no vale la falsificación de su ideología. Los bolsos ya son cosas de hombres, que se lo digan a los futbolistas del Betis Borja Iglesias y Aitor Rubial, o sea, que vale lo dicho para machirulo «slim fit» Abascal, en el escaparate electoral con precio ascendente, no precisamente de rebajas.

El PP cree que es un estigma pactar con Vox, como si, efectivamente, fuera un partido que merezca la ilegalización o la vergüenza. A los de Vox los siento un poco lejos, demasiado apretados para un domingo de relax don’t do it, pero a cuenta de qué viene la pijiderechona a ponerles puertas cuando los socialistas han pactado con quienes nos helarían la sangre, aquella frase de la época de Zapatero que él mismo reivindica. Zp es el hombre que acabó con el terrorismo y nos metió plomo (veneno) en la piel.

Ya está bien de ver a Vox con los ojos de los que no votarán jamás a los populares. La única, y no poca, envidia que siento por Borja Semper, es que es «cool», que es algo que eres o no eres, y que me fijo en la New Balance que lleva en su Instagram, pero en cuanto a su táctica política, en estos trémulos momentos, antes del asalto final, parece tan equivocado como si Almeida se pusiera unas zapatillas Victoria en domingo, que es algo imposible.

Los populares deben seguir con sus pactos, no es necesaria tanta prisa, joder, con los que sus votantes les han obligado a pactar, que no es con Sumar, aunque nos gusten poco. Al cabo, no son peores que cualquiera de las extravagantes siglas del Congreso. Dile a Yolanda qué pasa con el marido de Oltra, dirá como con Montero, que no es importante. Pues eso.