Los monasterios de clausura pierden casi 500 religiosos en un año

La Iglesia vive una crisis de vocaciones, más acusada si cabe entre las órdenes que se dedican a la vida contemplativa, de oración y trabajo. Según los útimos datos ofrecidos por la Comisión para la Vida Consagrada de la Conferencia Episcopal Española (CEE) con motivo de la jornada Pro Orantibus, en el último año se han perdido 50 monasterios contemplativos: han pasado de ser 801 a 751 en toda España. También hay menos monjas y monjes de clausura. Si hace un año eran 9.202, en la actualidad han bajado hasta los 8.731 miembros, lo que representa una pérdida cercana a los 500 miembros.

Si se segregan los datos, se observa una gran diferencia entre monjes y monjas. Ellas representan casi en su totallidad la vida contemplativa de España, pues de los 8.731 miembros, solo 458 son hombres.

Por su parte, las vírgenes consagradas (mujeres laicas que se dedican a la oración, la penitencia, el servicio a los hermanos y el trabajo apostólico según el estado y los carismas respectivos), están presentes en 43 diócesis con 225 miembros.

Crecen los religiosos de vida activa

Mientras que los religiosos de vida contemplativa van perdiendo religiosos, los de vida activa van sumándolas. A cierre de 2019, se contaron 38.688 mienbros, la gran mayoría, 29.170, mujeres. Este dato supone un aumento de los registrado el año anterior de casi 8.400 religiosos. No obstante, pese a que aumentan los miembros las comunidades se van reduciendo: e 4.944 a 4.785