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ANÁLISIS: Con el corazón de Argentina

La Razón
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Cuando escuchó el nombre de Bergoglio en la sala de prensa de la Santa Sede el pasado miércoles, no podía parar de saltar y de gritar. Ayer, algo más serena, Virginia, colaboradora de la revista española «Vida Nueva», tuvo la oportunidad de saludarle en el Aula Pablo VI, donde le entregó un vaso de mate.

- ¿De qué ha conversado con el Papa?

–Junto con el mate, le he entregado una carta de la que le he adelantado el contenido. Al abrazarlo le dije que siempre se acuerde de las familias de Cromañón –una de las mayores tragedias de la historia reciente de Argentina–, de los jóvenes, de los niños, de los ancianos y de los pobres.

- ¿Se ha emocionado al saludar a Francisco?

– Sí, porque el cardenal Bergoglio, hoy Francisco, es nuestro Pastor en Buenos Aires. Sé cómo se patea la calle, cómo está al lado de los pobres y de los jóvenes. Y puedo certificar que todo lo que se dice sobre que viaja en autobús y que no tiene coche es verdad. Pero, sobre todo, es un hombre espontáneo, que escucha y que tiene una capacidad inmensa para hacer sentir que el interlocutor es uno solo, aunque sea un inmenso auditorio como el del Aula PabloVI.

- ¿Qué balance hace de este inicio de Pontificado?

–Creo que la sencillez a la que estamos acostumbrados los argentinos le está ayudando a meterse en el bolsillo a los romanos y al mundo. Creo que va a aplicar la misma máxima que nos insistió a los cristianos de su diócesis: «Vayan a callejear y no se queden encerrados en las sacristías».

Virginia Bonard

Periodista que entregó ayer un vaso de mate al Papa durante la recepción