San Francisco

Bertone, un cardenal entre «una red de víboras»

El Papa arremete contra quienes usan «chismes» para «despellejar al otro»

Tarcisio Bertone, secretario de Estado vaticano
Tarcisio Bertone, secretario de Estado vaticanolarazon

on el fin de la pausa veraniega y el inicio de septiembre, Francisco ha cambiado sus misas privadas en la capilla de la Domus Santa Marta, donde tiene fijada su residencia, por las eucaristías matutinas con algunas decenas de fieles, en su mayoría personal de la Santa Sede y obispos y eclesiásticos llegados de todo el orbe católico. Retoma de esta manera las homilías espontáneas con las que comenzó a sorprender desde poco después de su elección como obispo de Roma y que, por su gran contenido, se han ganado el nombre de «la encíclica de Santa Marta».

En su mensaje de ayer, Francisco arremetió contra aquellos que se sirven de las «armas cotidianas» que son «la lengua, las habladurías y los chismes» para «matar al hermano». «Donde está Dios no hay odio, envidia y celos, y no existen aquellas habladurías que matan a los hermanos», aseguró. Sirviéndose del Evangelio del día, en el que San Lucas cuenta el encuentro de Jesús con sus antiguos vecinos de Nazaret, aseguró que, al igual que ocurrió entonces, también hoy en nuestras comunidades «los celos y la envidia» envenenan las relaciones. «Cuando en una comunidad se dice: ''¡Ah, qué bueno, este que ha venido!'' Se habla bien el primer día; no tanto el segundo, y al tercero se comienza a chismear y terminan despellejándolo».

El odio que rezuman los comentarios hirientes contra el prójimo es para Francisco tan peligroso como los asesinatos. «¡Es lo mismo!», aseguró, recordando las palabras del apóstol Juan: «Aquel que odia en su corazón a su hermano es un homicida». En nuestra sociedad contemporánea, nos hemos «acostumbrado a las habladurías, a los chismes. ¡Cuántas veces nuestras comunidades, también nuestra familia, son un infierno donde se gesta esta criminalidad de matar al hermano y a la hermana con la lengua!». El chismorreo y las envidias, concluyó, acaban destruyendo las comunidades y familias, por lo que propuso al Señor, con quien se encuentra la «fraternidad», no «la envidia, la criminalidad, el odio o los celos».

Precisamente de venenos habló el cardenal Tarcisio Bertone, secretario de Estado vaticano, dos días después de hacerse pública su sustitución por parte del arzobispo Pietro Parolin, hasta ahora nuncio apostólico en Venezuela. Bertone, con tono amargo, lamentó los problemas sufridos en sus siete años al frente de la Secretaría de Estado, especialmente en los dos últimos, en los que «una trama de cuervos y de víboras» le echó encima «acusaciones» que acabaron estallando en el «caso Vatileaks». Pese a estas dificultades, consideró «positivo» el balance de su tiempo como número dos de la jerarquía vaticana.

Bertone dijo que en estos siete años «lo ha dado todo», aunque reconoció que «por supuesto que ha tenido sus defectos». «Si tuviera que afrontar ahora de nuevo algunos momentos actuaría de manera diferente. Pero esto no quiere decir que no haya buscado servir a la Iglesia». El todavía secretario de Estado, que permanecerá en su cargo hasta el 15 de octubre, lamentó que a veces las interpretaciones están marcadas «un poco por los prejuicios».

Almuerzo con los pobre de Asís

Francisco visitará un centro de Cáritas y comerá con las personas necesitadas que acuden a este centro durante su visita el próximo 4 de octubre a la ciudad de Asís (Italia), cuna de San Francisco. Nada más aterrizar en la ciudad se encontrará con niños discapacitados y con enfermos atendidos. Posteriormente realizará una visita privada al santuario de San Damiano para rezar, y después irá a la sede arzobispal, donde tendrá un encuentro con los pobres asistidos por Cáritas. Luego, Francisco irá en automóvil a la Basílica Superior de San Francisco, donde será recibido por los frailes conventuales y rezará en la cripta donde está sepultado el santo.