Religion
Cristina López Schlichting: «Francisco nunca ha puesto en duda la indisolubilidad del matrimonio»
La periodista ha sido invitada por el cardenal Kevin Farrel, Prefecto del Dicasterio para los Laicos, Familia y Vida, para que exponga su punto de vista desde su propia experiencia personal de madre católica de tres hijos y separada
La periodista ha sido invitada por el cardenal Kevin Farrel, Prefecto del Dicasterio para los Laicos, Familia y Vida, para que exponga su punto de vista desde su propia experiencia personal de madre católica de tres hijos y separada.
Para los días previos a la llegada del Pontífice al Encuentro Mundial de las Familias, se ha organizado un congreso con talleres, charlas testimonios y mesas redondas que tiene por fin debatir sobre los desafíos a los que se enfrenta la institución en el mundo actual. Y aunque ella todavía no se explica el por qué, la periodista Cristina López Schlichting ha sido invitada por el cardenal Kevin Farrel, Prefecto del Dicasterio para los Laicos, Familia y Vida, para que exponga su punto de vista desde su propia experiencia personal de madre católica de tres hijos y separada.
¿Sabe ya por qué el Vaticano quiere contar con usted?
Cuando me llegó la invitación me quede patidifusa. A este tipo de encuentros sobre familia normalmente van matrimonios y me llama la atención que quieran que participe, pues yo estoy separada desde hace 12 años. He insistido mucho en este punto, les he reiterado que la Iglesia anuló mi matrimonio y que soy una mujer que ha criado a sus hijos sola. Por eso, no me creía que mi carta de presentación fuese la propicia para un Encuentro sobre Familias organizado por la Iglesia. Me he tirado semanas llamando a todos los teléfonos que tenía del Vaticano, incluso a la Conferencia Episcopal Española, al monseñor Mario Iceta (presidente de la Subcomisión Episcopal para la Familia) para que me explicaran el motivo de su invitación. Para mi sorpresa, los propios responsables del Vaticano me han subrayado que mi situación es muy habitual y que responde a las características del nuestro siglo.
¿Cree que la Iglesia ha sabido acoger los nuevos modelos de familia?
La Iglesia está dando un ejemplo extraordinario en este aspecto. Lo inició Juan Pablo II y lo continuó Benedicto XVI. Ahora, con «Amoris Laetitia» de Francisco se ha subrayado el abrazo que Jesús tiene hacia todas las personas que sufren y que ven cómo su vida experimenta dificultades.... En este sentido, es un hito porque de forma muy explícita se refiere a los separados, divorciados, divorciados vueltos a casar, homosexuales...
¿La familia está en crisis o se está siendo demasiado catastrofista?
La familia está experimentando una gran crisis en Occidente. Es una institución natural muy fuerte, pero desde hace unos años son llamativos los índices de separación y divorcios, las altas tasas de aborto, el número de hijos violentos y sin norte en su vida...
Sin embargo, durante la crisis económica se convirtió en el principal sustento para muchas personas...
La crisis ha demostrado que la familia funciona y que constituye nuestra principal referencia afectiva. Es el clavo al que agarrarse cuando uno lo necesita. Demostró que la familia es mucho más que las apariencias sociales y que trasciende a los intereses del trabajo o a la volatilidad de ciertas relaciones. En ese sentido, este congreso de Dublín es importante porque aborda la crisis de esta institución, no tanto en su definición porque es incuestionable, sino en su eficacia a la hora de realizarse socialmente.
¿Qué opina de su postura sobre los divorciados que contraen segundas nupcias?
El Vaticano ha sido muy explícito en esto. También el Papa Francisco en «Amoris Laetitia», que nunca ha puesto en duda la indisolubilidad del matrimonio y se ha remitido a pedir que las nulidades se realicen con agilidad, tal y como subrayó Benedicto XVI. Pero, además, se incide en un aspecto tan católico como es la cuestión de conciencia y que dos situaciones idénticas no merecen el mismo juicio. Porque no es lo mismo quien abandona a su cónyuge y emprende a la ligera nuevas relaciones, a quien realmente ha experimentado una relación dolorosa y con posterioridad comienza una relación con la perspectiva de formar una familia en un futuro. De ahí la importancia de que la valoración en conciencia sea realizada por los obispos en cada una de las diócesis.
¿Ser madre es lo mejor que le ha pasado en la vida?
Lo mejor es nacer porque es un don y una sorpresa constante. Y también el segundo nacimiento que supone la fe, pues una vida sin esperanza es una vida amarga. A raíz de ser madre me siento muy consolada porque sé que tres criaturas han podido nacer por la disposición mía y de su padre. Esto es una realidad tan magnífica que no la comprendo y va mas allá de mis sentimientos de cariño y amor que tengo tan grande hacia mis hijos.
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