Iglesia Católica
Cruzada de la Iglesia contra la publicidad sexual
La Archidiócesis de Madrid ofrece a los ciudadanos un formulario para denunciar la proliferación de anuncios que «denigran la mujer»
La Archidiócesis de Madrid ofrece a los ciudadanos un formulario para denunciar la proliferación de anuncios que «denigran la mujer».
Tiradas en el suelo, colocadas en los parabrisas de los coches o pegadas en farolas y paradas del bus. Madrid está inundada de octavillas en las que se publicitan servicios sexuales con el reclamo de la imagen de una chica semi desnuda y sus ciudadanos parece que se han acostumbrado, sin tener en cuenta que ésta, también, es una forma de violencia contra la mujer. Durante mucho tiempo se le ha restado importancia a este tipo de publicidad denigrante que, en muchos casos, esconde un problema mayor, como es la trata, la explotación sexual y la prostitución infantil.
Pero la Iglesia, y en particular la Archidiócesis de Madrid, ha puesto en marcha una iniciativa para acabar colectivamente con estos anuncios sexuales. Los servicios jurídicos de la Pastoral Social e Innovación del Arzobispado de Madrid han elaborado un formulario, que se puede descargar en su web, para que los vecinos denuncien ante sus respectivas Juntas Municipales los anuncios de prostitución que se encuentren en sus barrios. El encargado de redactarlo, un profesor jubilado de la Universidad de Comillas, Manuel Gallego, cuenta que la iniciativa nació hace algo más de un mes cuando «en una reunión de la Pastoral alguien trajo una de las octavillas que había encontrado en su coche con mucha preocupación». Además, cuenta Gallego, tenían constancia de que ya las Ampas de algunos colegios habían denunciado que los niños las llevaban al colegio y «las intercambiaban como si fueran cromos e, incluso, comparaban a las chicas de los anuncios con sus compañeras de clase».
En el escrito de denuncia se expone no sólo la proliferación de este tipo de tarjetas en los parabrisas de los coches y mobiliario urbano, sino también «el trato vejatorio, degradante e inhumano hacia la mujer, al presentarla como mera mercancía», así como «la creciente preocupación de los padres» porque «también se localizan en zonas infantiles, llegando los menores a hacer acopio de ellas». También se recuerda «el daño que hace a la limpieza y la imagen de la ciudad de Madrid» y que este tipo de publicidad «trasgrede las ordenanzas municipales y también algunas leyes de protección al menor y a la dignidad humana».
Así, la Iglesia une sus fuerzas con las de las asociaciones vecinales más afectadas –las delCiudad Lineal– que también intentan erradicar esta publicidad vejatoria. Así pusieron en marcha la plataforma «No acepto Madrid», con el objetivo de «unir fuerzas para concienciar a los ciudadanos sobre esta lacra y presionar a las administraciones para que cumplan las ordenanzas», revela Ana Martínez presidenta de la asociación de vecinos de Quintana.
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