Buenos Aires
Desvelado el misterio del maletín
El primer Papa argentino de la historia no tuvo problema alguno en responder las cuestiones más personales relacionadas con su día a día.
EQUIPAJE QUE SUBIÓ AL AVIÓN: «No llevaba dentro la llave de la bomba atómica»
«No llevaba dentro la llave de la bomba atómica. Llevaba el maletín porque siempre lo he hecho. Cuando viajo lo llevo. Dentro llevo la cuchilla de afeitar, el breviario, la agenda, un libro para leer. Llevo uno sobre Santa Teresina, de la que soy devoto. Siempre llevo el maletín cuando viajo, es normal. Debemos ser normales. Es un poco extraño lo que me dices que ha dado la vuelta al mundo esa foto. Debemos habituarnos a ser normales. La normalidad de la vida».
EL PAPAMÓVIL DESCUBIERTO: «Blindar el espacio con el pueblo es una locura»
«No ha habido ni un incidente en todo Río de Janeiro en estos días. Todo era espontáneo. Con menos seguridad yo he podido ir con la gente, abrazarles, saludarles, sin coches blindados: la seguridad de fiarse de un pueblo. De verdad que siempre hay el peligro de que haya un loco, de que haya un loco que haga algo. Pero también está el Señor. Hacer un espacio blindado entre el obispo y el pueblo es una locura. Prefiero esta locura fuera, tener el riesgo de la otra locura, la locura fuera. La cercanía nos hace bien a todos».
PASEOS LIMITADOS: «Yo era un sacerdote callejero, pero entiendo que no es posible salir»
«Me gusta andar por las calles, me gustaba tanto... Y en ese sentido me siento un poco enjaulado. Pero debo decir que los de la Gendarmería vaticana son buenos, son realmente buenos y yo les estoy agradecido. Ahora me dejan hacer algunas cuantas cosas más, pero es su deber garantizar la seguridad. Enjaulado en ese sentido, de que a mí me gusta andar por la calle, pero entiendo que no es posible, lo entiendo. Lo dije en ese sentido. Porque, como decimos en Buenos Aires, yo era un sacerdote callejero.
RESIDENCIA EN SANTA MARTA: «No puedo vivir solo»
«El apartamento pontificio no es tan lujoso, es amplio y grande, pero no lujoso. Pero yo no puedo vivir solo o con un pequeño grupito. Necesito encontrarme con la gente. No es por austeridad o por pobreza, es porque psicológicamente no puedo. Cada uno debe llevar adelante su vida con su modo de vivir y de ser. Los cardenales que trabajan en la Curia no viven como ricos o fastuosos. Viven en apartamentitos, son austeros los que conozco. Cada uno debe vivir como el Señor le pide que viva. Una austeridad general creo que es necesaria para todos».
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