Francisco, nuevo Papa
El corazón de Argentina en Roma
En una ciudad llena de símbolos no es casualidad que la iglesia argentina de Santa Maria Addolorata este en la Piazza de Buenos Aires. A las nueve y media unos cincuenta feligreses, italianos, españoles se encuentran en la puerta con una bandera de Argentina y una imagen del Papa Francisco. «Me gusta mucho, los emigrantes que vivimos aquí apenas conocíamos a Bergoglio, pero al verle por primera vez supe que va a ser bueno, tiene la figura y la actitud de un padre que nos va acoger a todos en su regazo», dice Rosaura emocionada antes de entrar a misa, como todos los domingos, como todos los días.
El rector Antonio Mario Grande oficia la misa en un italiano-porteño sin restarle solemnidad al momento. Cuando termina la misa, sale a la puerta para saludar a todos los feligreses, habla con ellos, les pregunta por sus familiares, por el trabajo. Busca la cercanía por encima de todo, al igual que el Papa, dos horas después cuando fue besado en las mejillas y en la mano, tras celebrar su propia Eucaristía en el Vaticano. Grande, que rápidamente lleva a esta periodista a la sacristía para hablar del Santo Padre, es un hombre tranquilo que conoce a Bergoglio no tanto como le gustaría aunque fue el el que le nombro rector de Santa Maria Addolorata hace dos anos. «La gente esta sorprendida por su cercanía y sencillez, yo no. Se que no le gusta hacer ruido salvo cuando es imprescindible, que no es otros momento que la denuncia intensa de las desigualdades sociales. En Buenos Aires era mas frecuente verle en los barrios mas pobres que en los ámbitos del poder». Es evidente que Grande esta contento por su elección, «pero no porque sea de mi país. Cuando era Bergoglio era argentino, ahora es universal, es de todos». Se emociona levemente al preguntarle como es en las distancias cortas. «Conmueve por su cercanía. Te deja hablar, te escucha en silencio y, después, si se lo pides te aconseja. Es muy prudente. El Espíritu Santo ha acertado porque Francisco va a ser la primavera de la Iglesia.
Amablemente, el rector Antonio Mario Grande, termina la conversión. En la sacristía se nota que están viviendo un día especial. No ira a San Pedro para el Angelus, «pero casi todos mis ayudantes si, yo lo veré por la television y rezare mucho para que su presente y su futuro sea prospero para una Iglesia tan necesitada de humildad. Como el dijo, ''Quiero una Iglesia pobre para los mas pobres''. Es un gran mensaje para la comunidad cristiana y para el mundo.
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