Religion
El Papa, a los jóvenes: «Que no os manipulen»
El Pontífice carga contra los hipócritas durante la misa del Domingo de Ramos e invita a la juventud a «no dejarse anestesiar» y a «alzar la voz», a pesar de que los dirigentes y los mayores callen
El Pontífice carga contra los hipócritas durante la misa del Domingo de Ramos e invita a la juventud a «no dejarse anestesiar» y a «alzar la voz», a pesar de que los dirigentes y los mayores callen.
El Papa Francisco dio ayer el pistoletazo de salida a la Semana Santa con una celebración en la plaza de San Pedro, que reunió a cincuenta mil fieles –la gran mayoría, jóvenes– que quisieron participar de la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ) a nivel diocesano.
Cada Domingo de Ramos la Iglesia celebra este encuentro de jóvenes, pero, en espera del que tendrá lugar en enero de 2019 en Panamá, con carácter internacional, el Pontífice les dirigió un importante mensaje durante la homilía.
Invitó a no dejarse manipular y a luchar contra el silencio que muchos adultos les quiere imponer. «Es una tentación que siempre ha existido», como hicieron «los mismos fariseos que increpan a Jesús y le piden que los calme y silencie», dijo refiriéndose al momento de la Pasión.
«Hay muchas formas de silenciar y de volver invisibles a los jóvenes. Muchas formas de anestesiarlos y adormecerlos para que no hagan ''ruido'', para que no se pregunten y cuestionen», explicó.
Fue entonces cuando Francisco les invitó a «no quedarse callados» porque «si los demás callan, si nosotros los mayores y los dirigentes callamos, si el mundo calla y pierde alegría, les pregunto: ¿ustedes gritarán?».
El Papa Francisco opinó también que «un joven alegre es difícil de manipular» y hablando del relato evangélico de la entrada de Jesús en Jerusalén, recordó que la alegría del momento, sin embargo, es «insoportable para quienes han bloqueado la sensibilidad ante el dolor, el sufrimiento y la miseria. [...] Alegría intolerable para quienes perdieron la memoria y se olvidaron de tantas oportunidades recibidas». Y se lamentó de lo difícil que es poder compartir esta alegría «para quienes sólo confían en sus propias fuerzas y se sienten superiores a otros».
Bergoglio recordó la incoherencia de aquellos quienes primero alabaron a Jesús y después pidieron que fuera crucificado, un «grito armado, producido, que se forma con el desprestigio, la calumnia, cuando se levanta falso testimonio». Y añadió: «Es la voz de quien manipula la realidad y crea un relato a su conveniencia y no tiene problema en ''manchar'' a otros para acomodarse. El grito de quien no tiene problema en buscar los medios para hacerse más fuerte y silenciar las voces disonantes».
Pero, en este sentido, «el grito que nace de ''trucar'' la realidad y pintarla de manera tal que termina desfigurando el rostro de Jesús y lo convierte en un ''malhechor''», sostuvo. «Es la voz de quien quiere defender la propia posición desacreditando especialmente a quien no puede defenderse», dijo también.
Para hacer frente a esta realidad, invitó a «mirar la cruz de Cristo y dejarnos interpelar por su último grito», puesto que «Cristo murió gritando su amor por cada uno de nosotros; por jóvenes y mayores, santos y pecadores, amor a los de su tiempo y a los de nuestro tiempo».
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