Ciudad del Vaticano

El Papa pide a los curas no «maltratar» a quien se confiese

Catequesis sobre el perdón

El papa Francisco saluda a los fieles congregados en la Plaza de San Pedro
El papa Francisco saluda a los fieles congregados en la Plaza de San Pedrolarazon

Anima a los fieles a confesarse: «Mejor ponerse rojo una vez, que cien veces amarillo»

El Papa Francisco pidió ayer a los sacerdotes que no «maltraten» a los fieles cuando administren la confesión, un sacramento que deben ofrecer con «el corazón en paz», durante la audiencia general de los miércoles en la Plaza de San Pedro. Así, el Pontífice insistió en que «el sacerdote, un hombre que como todos tiene necesidad de misericordia, es, a su vez, instrumento de reconciliación para sus hermanos» por lo que «si no está en esta condición es mejor que no administre este sacramento». De este modo, dedicó su catequesis semanal al perdón de los pecados, que forma parte de la «potestad de las llaves» que Jesús dio a sus Apóstoles. Por ello, precisó que los sacerdotes han de tener «el corazón en paz para sembrar esperanza, y humildad para recibir al pecador que se acerca a él como al mismo Jesús». Además, el Papa explicó que «el servicio que el sacerdote presta como ministro, por parte de Dios, para perdonar los pecados es muy delicado» por lo que es necesario tener el corazón en paz para «no maltratar a los fieles». A su vez, el Papa destacó que la Iglesia «no es la dueña del poder y las llaves, sino servidora de la misericordia» del ministerio de la reconciliación a favor de los hombres, que «acompaña su camino de conversión y se alegra siempre de ofrecer este don divino», porque «Dios ha querido que reciban su perdón mediante los ministros de la Comunidad».

El Papa Francisco visita este jueves el monasterio de las Hermanas Camaldulenses de San Antonio Abad, localizado en la colina del Aventino de Roma, con motivo de la celebración de la Jornada «Pro orantibus», en en recuerdo de las comunidades religiosas de clausura que se celebra en la memoria litúrgica de la presentación de María en el templo. Precisamente al término de la audiencia general, el Pontífice recordó que esta «es una ocasión oportuna para agradecer al Señor el don de tantas personas, que en los monasterios y en las ermitas se dedican a Dios en la oración y en el trabajo silencioso», al tiempo que ha animado a «agradecer al Señor los testimonios de vida clausura», así como también ha animado a enviar «a los hermanos y hermanas el apoyo espiritual y material, de modo que puedan cumplir su importante misión».