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El Papa: «Recen por mí, para que juegue un partido valeroso»
Francisco recibió ayer en el Vaticano a las selecciones de Italia y Argentina que hoy disputarán en Roma un amistoso en su honor
En 1990, las selecciones de fútbol de Italia y Argentina se enfrentaron en lo que hasta la fecha ha sido el partido más importante que les ha enfrentado a lo largo de sus carreras deportivas: la semifinal de la Copa del Mundo. En esa ocasión, la victoria se decantó del lado «albiceleste». Hoy, 23 años más tarde, vuelven a verse las caras, aunque, en esta ocasión, por un motivo muy diferente: disputar un amistoso en Roma en honor al Papa.
Francisco recibió en audiencia ayer, día en el que se cumplieron cinco meses de su pontificado, a ambas selecciones en el Vaticano. El encuentro, que duró cerca un cuarto de hora, tuvo lugar en la Sala Clementina. Hasta allí acudieron alrededor de 200 personas, entre los que se encontraron los jugadores de los dos combinados nacionales, además de los cuerpos técnicos y los directivos de las respectivas federaciones, así como representantes de equipos de fútbol argentino, como San Lorenzo, del que el Santo Padre es socio desde niño.
«Queridos amigos, les agradezco esta visita, con ocasión del partido amistoso entre los equipos nacionales de fútbol de Italia y de Argentina. Será un poco difícil para mí ser hincha aficionarme a uno u a otro, pero por suerte se trata de un amistoso... ¡y espero que, verdaderamente, así sea!». De esa forma comenzó ante los allí presentes el discurso Su Santidad, que continuó recordando la «responsabilidad social» que tienen los deportistas, haciendo referencia a la «popularidad de los jugadores». Prosiguió diciendo que «no hay lugar para el individualismo, sino que todo es coordinación para el equipo», y destacando los conceptos de «belleza, gratuidad y camaradería» para no olvidar nunca que, por encima de todo, los futbolistas deben ser «aficionados».
Hombres antes que campeones
«Y esto los lleva a pensar que, antes de ser campeones, son hombres, personas humanas, con sus cualidades y con sus defectos, con su corazón y con sus ideas, sus aspiraciones y sus problemas». Así puso el Pontífice de relevo el valor de la humildad, ya que, según él, los deportistas deben ser «hombres, portadores de humanidad».
Por otra parte, quiso dar un toque de atención a los dirigentes, a los que pidió que, aunque de un tiempo a esta parte se haya convertido en un «gran negocio», deben trabajar para que el fútbol «no pierda su carácter deportivo». «Cuando los equipos van por este camino, el estadio se enriquece humanamente, desaparece la violencia y vuelven a verse familias en las gradas», añadió el Papa.
Francisco concluyó su intervención asegurando que rezará por los jugadores «para que puedan llevar adelante esta vocación tan noble del deporte». «Pido al Señor que los bendiga y a la Virgen Madre que los custodie. Y, por favor, les pido que recen por mí, para que también yo, en el "campo"en que Dios me ha puesto, pueda jugar un partido honrado y valeroso por el bien de todos nosotros», finalizó el Santo Padre, que más tarde, en tono informal bromeó diciendo que «el equipo italiano y los aficionados italianos estaban todos en una fila, mientras que los argentinos ... Pero esto es importante, porque aquí, en el Vaticano, me regañan y dicen que soy indisciplinado».
Una vez finalizada la audiencia, los capitanes de la «azurra» y la «albiceleste», Gianluigi Buffon y Lionel Messi, respectivamente, dedicaron unas palabras en rueda de prensa a su audiencia con el Pontífice. Por su parte, Buffon definió a Francisco como aquél que «muestra el camino». «Con un Papa así es fácil llegar a ser mejor», añadió el capitán italiano, que también bromeo declarando que «por fin conocí a una persona más popular que Messi». De igual forma, Messi reconoció sentirse «orgulloso» por haber compartido algún tiempo junto al Santo Padre, así como por que ambos sean compatriotas. «Nos acercamos a saludarle y fue rápido, había muchísima gente», subrayó el astro argentino, y agregó que, pese a la brevedad, «fue un encuentro muy lindo». Asimismo, el capitán de la Selección Argentina destacó que «el fútbol me ha llevado por todo el mundo, hasta los lugares más increíbles, pero ésta ha sido una jornada especial, inolvidable».
René Pontoni, el ídolo del niño Bergoglio
«Recuerdo cuando era un niño e iba junto a mis padres al estadio, en particular el campeonato de 1946». De esa manera el Papa hizo un guiño a su infancia, en especial, al gol que René Pontoni, uno de los mejores delanteros argentinos de la década de los 40, marcó con la camiseta de San Lorenzo a Racing de Avellaneda en 1946. Pese a que Pontoni marcara aquella temporada 18 goles, al que Francisco hace mención es al que el jugador anotó el domingo 20 de ese mismo año, en el Gasómetro, el estadio de San Lorenzo. Aquel partido finalizó con un marcador de 5-0 a favor del equipo local. Desgraciadamente, y a pesar de la insistencia por parte del seleccionador italiano, Cesare Prandelli, Su Santidad reconoció ayer que no podrá asistir hoy al encuentro en el Estadio Olímpico de Roma, ya que, según confiesa, le regañarían en el Vaticano por ser «muy indisciplinado».
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