La renuncia de Benedicto XVI
El Papa tomó su decisión hace casi un año según Giovanni Maria Vian
La decisión de Benedicto XVI de renunciar a su Pontificado se tomó "hace muchos meses, tras el viaje a México y Cuba, y con una reserva que nadie pudo romper, después de haber examinado ante Dios reiteradamente la propia conciencia a causa de la alcanzada edad", según explica el director del diario oficial de la Santa Sede, L'Osservatore Romano, Giovanni Maria Vian, en un editorial de este martes.
El Papa realizó un viaje a Cuba y México entre el 23 y el 29 de marzo de 2012, con lo que la decisión anunciada este lunes se habría tomado hace poco menos de un año.
Para Vian, el anuncio del Papa es "un acontecimiento sin precedentes, y consecuentemente ha dado enseguida la vuelta al mundo". "Benedicto XVI ha explicado, con la claridad propia de él, que ya no tiene fuerzas 'para ejercer adecuadamente' la enorme tarea que se pide a quien es elegido para gobernar la barca de Pedro y anunciar el Evangelio. Por esto y sólo por esto, el Romano Pontífice, muy consciente de la seriedad de este acto, con plena libertad renuncia al ministerio de obispo de Roma que le fue encomendado el 19 de abril de 2005"", explica
Por otra parte, el director del diario oficial de la Santa Sede indica que las palabras que Benedicto XVI ha elegido indican de modo "transparente"y el respeto a las condiciones previstas por el Derecho Canónico para la dimisión de este cargo "sin parangón en el mundo dado su peso real y la importancia espiritual". "El cardenal Ratzinger no buscó en modo alguno la elección al pontificado, una de las más rápidas de la historia, y la aceptó con la sencillez propia de quien verdaderamente confía su vida a Dios", añade.
En esta línea, asegura también que "por ello Benedicto XVI nunca se ha sentido solo, en una relación auténtica y cotidiana con quien amorosamente gobierna la vida de cada ser humano y en la realidad de la comunión de los santos, sostenido por el amor y por el trabajo de los colaboradores, y apoyado por la oración y por la simpatía de muchísimas personas, creyentes y no creyentes".
También subraya que la renuncia de Benedicto XVI al pontificado es una decisión "libre y sobre todo confiada en la providencia de Dios"y asegura que Benedicto XVI "sabe bien que el servicio papal, 'por su naturaleza espiritual', debe ser llevado a cabo también 'sufriendo y rezando', pero subraya que 'en el mundo de hoy, sujeto a rápidas transformaciones y sacudido por cuestiones de gran relieve para la vida de la fe', para un Papa 'es necesario también el vigor tanto del cuerpo como del espíritu', vigor que en él naturalmente va disminuyendo".
Además, Vian concluye que los cardenales durante el anuncio del Papa han estado "primero sorprendidos y después conmovidos y añade que Benedicto XVI "demuestra una lucidez y una humildad que es ante todo, como explicó una vez, adhesión a la realidad, a la tierra".
Finalmente, califica la acción del Papa como "una decisión humana y espiritualmente ejemplar, en la madurez plena de un pontificado que, desde su inicio y durante casi ocho años, día tras día, no ha dejado de sorprender y dejará una huella profunda en la historia".
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