Bolivia
El Papa vuelve a América Latina para impulsar el sueño de la «Patria Grande»
«Ésta es una hora para educadores y constructores. No podemos seguir empantanados en el lamento, las letanías de denuncias, los círculos viciosos de resentimientos y crispaciones y la confrontación permanente. En las próximas dos décadas América Latina se jugará el protagonismo en las grandes batallas que se perfilan en el siglo XXI y su lugar en el nuevo orden mundial en ciernes». Era el 4 de abril de 2005 cuando Jorge Mario Bergoglio, entonces arzobispo de Buenos Aires, escribió estas líneas para prologar «Una apuesta por América Latina», un ensayo de Guzmán Carriquiry, hoy secretario encargado de la vicepresidencia de la Comisión Pontificia para América Latina.
Diez años después de aquellas palabras, Bergoglio vuelve a su continente convertido en obispo de Roma y en el gran líder espiritual para muchos de los «educadores y constructores» que anhelaba en ese texto. Francisco aterriza hoy en Ecuador, primera etapa de su gira antes de visitar Bolivia y Paraguay, para reforzar la fe de los latinoamericanos y para apoyar la construcción «de la comunidad social y política», como explicaba el viernes el cardenal Pietro Parolin, secretario de Estado de la Santa Sede.
El viaje tiene también otra aspiración algo menos evidente: impulsar el sueño de integración de los países del continente en la «Patria Grande» a la que aspiraron en su tiempo Simón Bolívar y José de San Martín. «Solos, separados, contamos muy poco y no iremos a ninguna parte. Sería un callejón sin salida que nos condenaría como segmentos marginales, empobrecidos y dependientes de los grandes poderes mundiales», escribía en aquel prólogo de 2005 Jorge Mario Bergoglio, quien destacaba estos elementos que compartían las naciones latinoamericanas: ser «extremo Occidente», la fe católica, su posición en el mundo como región emergente y el hecho de constituir una “clase media” entre las naciones en el orden mundial».
En un reciente encuentro con periodistas y diplomáticos organizado por Mediatrends, los máximos responsables de las embajadas de Ecuador, Bolivia y Paraguay ante la Santa Sede coincidieron en que la visita que comienza hoy y que se prolongará hasta el 13 de julio será una ocasión idónea para rememorar el proyecto de la «Patria Grande». En ese sentido se expresó Erika Farfán Mariaca, encargada de negocios de Bolivia ante el Estado pontificio, al reconocer que esperaba que el Papa hable de «la integración latinoamericana, la unión entre estos pueblos y la necesidad de trabajar para que no existan las diferencias».
En un mensaje en vídeo enviado la semana pasada, Francisco explicó a los fieles de Ecuador, Bolivia y Paraguay por qué los visita: «Mi deseo es estar con ustedes, compartir sus preocupaciones, manifestarles mi afecto y cercanía y alegrarme con ustedes también. Quiero ser testigo de esta alegría del Evangelio y llevarles la ternura y la caricia de Dios, nuestro Padre, especialmente a sus hijos más necesitados, a los ancianos, a los enfermos, a los encarcelados, a los pobres, a los que son víctimas de esta cultura del descarte». Como subrayó el cardenal Parolin, el Papa va a América Latina a poner en práctica los conceptos que expone en la exhortación apostólica «Evangelii Gaudium», el «programa» de su pontificado.
Los 22 discursos y alocuciones que Francisco realizará durante el viaje no irán sólo dirigidos a los católicos ecuatorianos, bolivianos y paraguayos. Se espera también la presencia de un gran número de fieles de otros países latinoamericanos en las multitudinarias ceremonias que presidirá, como la misa de mañana en Guayaquil, en la que podrían participar hasta un millón y medio de personas, muchas de ellas provenientes de Perú y Colombia.
En el programa del Papa en Bolivia, adonde llegará el miércoles, destaca la Eucaristía que oficiará en Santa Cruz de la Sierra y su participación en el II Encuentro Mundial de los Movimientos Populares, un ágora promovido por el presidente boliviano, Evo Morales. Visitará además la cárcel de Palmasola, uno de los mayores penales de América Latina. Aterrizará en Paraguay el viernes, donde visitará una favela, la de Bañado Norte, a las afueras de Asunción. Celebrará asimismo dos misas públicas en este país: una en el santuario mariano de Caacupé, una advocación mariana de la que es muy devoto Bergoglio, y otra en el campo grande de Ñu Guazú, donde se espera a más de un millón de personas.
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