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El Sínodo que busca revolucionar la Iglesia

Hoy comienzan en Roma 22 días de debates entre obispos llegados de todo el mundo. Francisco presidirá una reunión en la que se tratará de acercar de nuevo a los jóvenes al seno de la doctrina católica.

Bergoglio afronta una serie de reuniones que serán claves para el futuro de su Pontificado
Bergoglio afronta una serie de reuniones que serán claves para el futuro de su Pontificadolarazon

Hoy comienzan en Roma 22 días de debates entre obispos llegados de todo el mundo. Francisco presidirá una reunión en la que se tratará de acercar de nuevo a los jóvenes al seno de la doctrina católica.

A sus 81 años, Jorge Mario Bergoglio es de esas personas que quiere más. En los últimos años se ha acercado tanto a sus fieles como al párroco de la iglesia de al lado. Y en una época en la que domina la exposición mediática y la naturalidad, eso le ha llevado a conectar con los jóvenes. Sin embargo, pese a haber modificado el lenguaje de la Iglesia, el Papa no pierde ocasión para entonar un «mea culpa», como demostró en su reciente visita a Estonia, donde reconoció que la «Iglesia debe renovar su vínculo con los jóvenes y escuchar mejor». El Pontífice argentino lamentaba que los recientes escándalos de abusos por parte del clero hayan alejado a los millennials de la fe, por lo que es aún mayor el reto del Sínodo de los Obispos que comienza hoy y terminará el próximo 28 de octubre.

En él, 266 obispos de todo el mundo, a los que se unirán 23 expertos y 36 jóvenes, debatirán sobre los temas que preocupan a los jóvenes, como explicó durante su presentación el cardenal Lorenzo Baldisseri, secretario general del Sínodo. Recogiendo el guante de Francisco, Baldisseri reconoció que es «un desafío», pero «la Iglesia no tiene miedo de afrontarlo». Por eso, la sexualidad es uno de los temas en los que se concentrará más atención.

El Instrumentum Laboris, el documento que sirve de base para estas más de tres semanas de debate, acepta que «muchos jóvenes católicos no siguen las indicaciones de la moral sexual de la Iglesia». Recomienda que «la cuestión de la sexualidad debe discutirse más abiertamente y sin prejuicios». El Vaticano reconoce que «temas controvertidos como la contracepción, el aborto, la homosexualidad, la convivencia o el matrimonio» son objeto de debate entre los jóvenes y que, como insiste Francisco, se debe escuchar a quienes no siguen las indicaciones de la Iglesia, pero muestran interés en seguir perteneciendo a ella. En este sentido, los responsables de la preparación del Sínodo pedirán a los obispos que «hablen con una terminología concreta acerca de temas incómodos como la homosexualidad y cuestiones de género».

Esto no significa que la Iglesia vaya a dejar a un lado el papel principal que juega la familia, que aparece entre los primeros puntos del documento preparatorio y que conecta directamente con el anterior, que tuvo por argumento «la familia continúa representando un punto de referencia privilegiado en el proceso de desarrollo integral de la persona».

No faltarán tampoco preocupaciones constantes en el discurso de Francisco: la inmigración, el trabajo o la llamada «cultura del descarte». A ellos se dedicará también amplio espacio, como evidencia el problema de que «la migración de los jóvenes representa un empobrecimiento del capital humano, emprendedor y valiente, en los países de origen y una amenaza para su desarrollo sostenible». El carácter global del Sínodo y la sensibilidad que Francisco lleva años transmitiendo pondrán esto en primer plano.

El Sínodo advierte de que «es necesario ofrecer a los jóvenes formación sobre cómo vivir su vida digital». «Las relaciones online pueden volverse inhumanas. Los espacios digitales nos ciegan a la vulnerabilidad del otro y obstaculizan la reflexión personal», alerta la Iglesia. Pero esto tampoco puede significar ignorar este lenguaje, sino adaptarse a él y dominarlo. Los participantes del Sínodo pondrán especial énfasis en la pornografía –que «distorsiona la percepción que el joven tiene de la sexualidad humana»–, la distinción de las «fake news» y el uso de las redes sociales.

Para afrontar estos problemas, los padres sinodales partirán de un concepto con el sello de Francisco: el método del discernimiento. Esto es, que ninguna situación es igual a otra. Los pastores deben estar encima de su rebaño y no aplicar métodos generales, sino escuchar a los jóvenes. Por último, en el sínodo se hablará también largo y tendido de la vocación religiosa y del camino para quienes elijan el sacerdocio, ya que casi la mitad del Instrumentum Laboris versa sobre esto.

«Se escuchan voces que culpan a los jóvenes de haberse alejado de la Iglesia, pero muchos han vivido situaciones que les han llevado a afirmar que es la Iglesia la que se aleja de ellos», aseguró uno de los relatores generales, el cardenal brasileño Sergio Da Rocha, durante la presentación del Sínodo. Otro de los temas que sobrevolarán el ambiente son los escándalos de pederastia que han aparecido recientemente. Y ante esto, el cardenal Baldisseri afirma que «los jóvenes son inteligentes y serán capaces de comprender que la Iglesia no es la imagen de algunos que se equivocan, es algo mucho más grande».