El pontificado de Francisco
Francisco y el Papa copto, hacia la unidad
El Santo Padre recibe a Tawadros II, guía de los cristianos de Egipto, 40 años después de la cita entre Pablo VI y Shenouda III
Cuando Francisco se presentó al mundo por primera vez vestido de blanco desde el balcón central de la basílica de San Pedro, el pasado 13 de marzo, lo hizo subrayando que era el obispo de Roma. Su forma de utilizar este título sin necesidad de subrayar su autoridad como Papa fue como música para los oídos de los cristianos no católicos, especialmente para los ortodoxos. La primera señal de la buena acogida que las otras Iglesias brindaban a Bergoglio se vio en la misa con la que inició su pontificado, a la que acudió el patriarca ecuménico de Constantinopla, Bartolomeo I. Era la primera vez que ocurría algo similar desde el cisma de 1054.
Ayer, se vio el segundo gran gesto de acercamiento con los cristianos orientales con el encuentro que mantuvieron en el Vaticano Francisco y Tawadros II, Papa de Alejandría y líder de la Iglesia ortodoxa copta de Egipto. La audiencia se produjo 40 años después del histórico encuentro entre Pablo VI y el Papa Shenouda III, recientemente fallecido y a quien Tawadros II sustituyó el pasado mes de noviembre. En su discurso, Francisco deseó que a base de oración, diálogo y voluntad de acercamiento recíproca se puedan dar pasos «hacia la unidad plena». Al acabar el encuentro, el obispo de Roma y el patriarca de la Sede de San Marcos rezaron juntos en la capilla «Redemptoris Mater» del Palacio Apostólico.
«Hace 40 años, la declaración común de nuestros predecesores representó un hito en el camino ecuménico, y de ella se desarrolló una comisión de diálogo teológico entre nuestras Iglesias, que ha producido buenos resultados y ha preparado el terreno para el más amplio diálogo entre la Iglesia católica y la familia entera de las ortodoxas orientales, que continúa con frutos hoy», destacó el Pontífice latinoamericano.
Subrayando el «anhelo» de llegar a un día en que «se cumpla el deseo del Señor» de tener una única Iglesia, Francisco reconoció que el camino hacia la unidad es «tal vez todavía largo». No obstante, quiso enfatizar en el «mucho recorrido ya realizado», que se ve en momentos concretos como el encuentro que en febrero del año 2000 mantuvieron en El Cairo Juan Pablo II y Shenouda III. «Estoy convencido de que con la guía del Espíritu Santo, nuestra perseverante oración, el diálogo y la voluntad de construir día a día la comunión en el amor mutuo nos permitirán dar nuevos e importantes pasos hacia la plena unidad», deseó el Papa.
Francisco recordó la persecución que durante siglos han sufrido los coptos y habló del «ecumenismo del sufrimiento». Al igual que «la sangre de los mártires» ha dado fuerza y fertilidad a la Iglesia, comentó, el hecho de «compartir los sufrimientos cotidianos» puede ser un «eficaz instrumento de unidad».
Con el deseo de que este 10 de mayo sea el primero de una larga serie de encuentros Tawadros propuso precisamente que en esta fecha se celebre cada año la fiesta del amor fraterno entre ambas Iglesias.
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