Roma
Hamlet en el Vaticano
En un domingo precioso de postal con un sol radiante el Papa Francisco ha beatificado en Roma al Papa Pablo VI. El pasado 26 de abril subieron a los altares Papa Woytiwa y Papa Juan XXIII con una gran afluencia de fieles. Juan Pablo II atrajo a Roma a una enorme multitud de su Polonia natal y de todos los confines del mundo y su canonización se acompañó de la de un Papa recordado por la convocatoria del Concilio Vaticano II y por su apelativo del Papa bueno. Seis meses después se beatifica al Papa diplomático Papa Montini que supo cerrar el Concilio Vaticano II, que supuso un terremoto en la Iglesia Católica al proceder al «aggiornamento» la puesta al día del catolicismo. No era fácil hacerlo, pero Pablo VI después de treinta años en la Secretaria de Estado del Vaticano tenía la experiencia y la preparación para hacerlo y lo realizo de forma magistral. Sin embargo Papa Montini no ha dejado una gran huella en el recuerdo de la gente, su perfil diplomático y político no llegaba al gran público, tal vez por ser un gran intelectual inaccesible por su elevado nivel. Fueron años de atormentado debate entre cristianos y marxistas salpicados por el inicio de los años de plomo del terrorismo de las Brigadas Rojas. Papa Montini participo activamente en este choque de ideologías, cuando el mundo todavía estaba en la guerra fría en el enfrentamiento Este Oeste, muy lejos del multilateralismo actual y del surgir impetuoso del Islam. Su famosa Enciclic Popolorum Progressio en la que el desarrollo era proclamado con el nuevo nombre de la Paz puso el acento vigoroso en el progreso del hombre integral levantando un puente entre el Este y el Oeste. La prensa italiana que trata los asuntos vaticanos con gran familiaridad denominaba a Pablo VI como un Hamlet en el Vaticano fuertemente influido por las ideologías y las tormentas de un mundo difícil tratando siempre de entablar un apasionado dialogo con el hombre contemporáneo y ha sido Papa Francisco el Papa Bergoglio del hablar suave casi susurrante el que le ha rendido un gran tributo el de ser el Papa que ha sabido dar al Cesar lo que es del Cesar y a Dios lo que es de Dios. Para arropar su beatificación se realizo una movilización de peregrinos de su Brescia natal, de su Milán donde fue diez años Cardenal y de Roma donde fue su Obispo. Coronando además un Sínodo Extraordinario de Obispos sobre la familia que terminó el día anterior y congrego en Roma a la flor y nata de la Cristiandad. El alcalde de Roma el democrático Marini contraprogramó este Sínodo con una extemporánea ceremonia de dieciseis parejas gays que casadas en el extranjero se las reconocía como tales en Roma en una pomposa ceremonia en el Ayuntamiento el Campidoglio. Papa Francisco que goza de una gran popularidad por su sencillez y su cercanía al ciudadano atribulado de los tiempos de crisis habrá comprendido el porque a su ilustre antecesor se le consideraba un Hamlet en el Vaticano.
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